Revolución

Revolución
“La libertad no es más que un fantasma inofensivo mientras existan hombres que puedan matar impunemente de hambre a otros. La libertad es un fantasma inofensivo cuando a través de un monopolio el rico logra ejercer el derecho de vida y muerte sobre sus semejantes.” JACQUES ROUX

lunes, 28 de marzo de 2011

Cuando la justicia está al servicio del negocio

El pasado jueves 24 de marzo leyendo el periódico me llamó la atención dos noticias sobre dos tipos de delitos muy diferentes en cuanto a su gravedad pero sin embargo con similares condenas.

La primera leo: “Dos años y medio de prisión para un jefe de personal por abusar de una empleada. José Antonio C.S. pidió favores sexuales a la víctima a cambio de no cambiarle el turno, la condujo a un cuarto de la empresa, donde consiguió que se quedara semidesnuda y que le realizara tocamientos” Quedé sobrecogido por la actitud deplorable del asqueroso Jose Antonio C.S., e incluso pienso que dos años y medio se quedan cortos ante tan grave delito.

A continuación observo la segunda noticia:Piden dos años de cárcel para cuatro jóvenes acusados de realizar pintadas contra el TAV” y sigo “Raúl Olóriz y Aitor Elizalde, en representación de la plataforma AHT Gelditu Elkarlana contra el TAV, denunciaron ayer en rueda de prensa la "criminalización" que, en su opinión, sufren los opositores al proyecto.”
Después de leer ambas noticias y comparar los casos, llego a la conclusión a la que todo el mundo en su sano juicio llegaría: ¿Como puede ser que un delito tan grave como es el abuso sexual tenga una condena casi igual a la de realizar unas pintadas con spray en una pared, expresando una opinión? ¿Qué tipo de sistema judicial tenemos actualmente cuando está permitiendo que sucedan estas aberraciones con amparo de la ley? ¿Qué clase de código penal y qué tipo de interpretación y/o aplicación hacen los funcionarios de justicia del mismo, para que dos delitos con diferencias tan abismales en cuanto a su gravedad, puedan tener similar condena? ¿Por qué no admiten de una vez que la justicia está corrompida en este país, que se politiza una y mil veces  con aquellos casos en los que hay en juego tan claros y golosos intereses económicos?
Lo que está muy claro es que cuando la justicia está al servicio de fines políticos y económicos (claro ejemplo es la cuestión del TAV) se termina manipulando de forma atroz, y creo que cuando esto sucede terminamos viviendo en un mundo de locos, solo así se puede entender y explicar que realizar unas simples pintadas en una pared sea equiparado penalmente a cometer un abuso sexual. Así que tengan ustedes mucho cuidado ya que si escriben algo en contra del grandioso y fabuloso proyecto del TAV en una pared, es posible que esas pintadas les salgan más caras que lo que le sale a un baboso y vil criminal, acosar y abusar sexualmente de una mujer, así que señores business is business y da igual la justicia cuando se critica y ataca directamente al capital.


http://www.noticiasdenavarra.com/2011/03/29/opinion/cartas-al-director/justicia-y-negocio

Noticia sobre el abuso sexual:
http://www.noticiasdenavarra.com/2011/03/24/sociedad/navarra/dos-anos-y-medio-de-prision-para-un-jefe-de-personal-por-abusar-de-una-empleada

Noticia sobre las pintadas contra el TAV:
http://www.noticiasdenavarra.com/2011/03/24/politica/navarra/piden-dos-anos-de-carcel-a-los-acusados-de-realizar-pintadas-contra-el-tav

miércoles, 23 de marzo de 2011

Concepción Arenal (1820-1893)

Aunque con un paréntesis algo extenso, me gustaría continuar con el tema abierto en mi última entrada sobre mujeres pioneras que lucharon en épocas pasadas por sus derechos y por el de generaciones venideras.

La primera figura que voy a destacar es la gran pionera de la lucha feminista, no solo en España sino en todo el mundo. Tiene una enorme relevancia histórica dentro de la intelectualidad española del siglo XIX y fue una defensora a ultranza de la educación como bien básico social y universal, en definitiva estamos ante toda una heroína y precursora de la lucha de la mujer en España.

Hablo de CONCEPCIÓN ARENAL (Ferrol 1820 - Vigo 1893)gallega del siglo XIX, escritora, socióloga, periodista y luchadora filantrópica incansable (entre otras muchas facetas), , cuya vida es realmente interesante y sirvan estas  líneas como homenaje hacia su gran aportación hacia las políticas sociales, acceso de la mujer a la vida pública, protección y ayuda a los más desfavorecidos de la sociedad, entre otras muchas cosas que realizó a lo largo de su intensa vida. Con la aparición de Concepción Arenal, nace el feminismo en España.



Concepción Arenal nació en una modesta casa del barrio de Ferrol Vello un 31 de enero de 1820. Su niñez transcurrió en La Coruña. Su padre, liberal constitucionalista, había sido sargento mayor y secretario político del Gobierno Superior de la Provincia de Galicia en 1820 que, por la violenta represión absolutista, sufrió persecución, cadena y destierro. Esos sufrimientos le llevaron a la muerte a los 39 años. Para Arenal, el recuerdo de su padre será una guía en su comprensión del dolor humano. En 1829 se traslada con su madre, de quien recibirá una férrea formación religiosa, a Armaño, en Santander. En 1834 se instala en Madrid para estudiar en un colegio de señoritas.
Siete años después, en contra de la oposición materna, entra, por primera vez en la Universidad española, como oyente en las aulas de Derecho, disfrazada con indumentaria masculina. Vestida también de caballero participa en las tertulias políticas y literarias, rechazando así la tradicional condición de mujer de su tiempo.
Acabó la carrera y, en 1848, se casó con el también abogado y escritor Fernando García Carrasco. Años después el matrimonio colaboró en el periódico liberal “Iberia”, pero en 1857 murió su marido y se quedó sin recursos.

Arenal no fue, únicamente, una prolífica teórica de prodigioso talento, sino que también practicó con tenacidad sus ideas, inspiradas en los principios de libertad, justicia y caridad. En 1859 fundó, en Potes, en donde residió después de vender sus bienes de Armaño por dificultades económicas, el grupo femenino de las Conferencias de San Vicente de Paúl para ayuda de los pobres.
Dos años después, en 1861, la Academia de Ciencias Morales y Políticas la premió por su memoria “La beneficencia, la filantropía y la caridad”. Era la primera vez que la Academia premiaba a una mujer. En 1863 se convierte también en la primera mujer que recibe el título de Visitadora de Cárceles de Mujeres. Reside en La Coruña y en tres meses visita todas las cárceles de Galicia.

En 1868, Concepción Arenal es nombrada Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres. Tres años después sale a luz en Madrid “La Voz de la Caridad”, revista fundada por A. Guerola y Arenal y en la que escribe durante catorce años, destapando las miserias del mundo que la rodea.
Funda, en 1872, la “Constructora Benéfica”, una sociedad filantrópica de casas baratas para obreros. Organiza en España la Cruz Roja de Socorro para los heridos de la guerra carlista y será voluntaria durante varios meses al frente de un hospital en Miranda de Ebro. Es también una de las mentes más lúcidas de la historia de la medicina hospitalaria por sus aportaciones a la curación de enfermos, a la asistencia sanitaria y psiquiátrica, a la higiene y al papel de la mujer en las diferentes instituciones relacionadas con la cura de los enfermos. Con ella nace el feminismo en España, al romper con la tradicional marginación de la mujer y reclamar su protagonismo en todas las esferas de la vida social.

“Estudios penitenciarios”, “Cartas a los delincuentes” y “El visitador del preso” componen, dentro de su densa y prolífica obra, la trilogía de su pensamiento de penalista genial, lleno de gritos de piedad y de angustia.
Traducida a varios idiomas, fue inicialmente más apreciada en el extranjero, donde fue proclamada como una autoridad internacional en la materia creadora de su propia doctrina, sin seguir ninguna escuela penitenciaria. En aquellos años se le reservaba un lugar de honor en todos los congresos penitenciarios de Europa y los Estados Unidos, en los que participó sin estar nunca presente, pues no quiso salir del país. Sus magistrales informes son una lúcida y anticipada visión de muchos problemas futuros.
Concepción Arenal fue también poetisa, novelista, autora dramática y de zarzuela. Como periodista escribe en numerosas revistas especializadas, tanto en España como fuera, ayudada por su conocimiento del francés y el italiano. Firmó artículos en la prensa gallega y en la de la emigración en Cuba.

Esta penalista murió en Vigo el 4 de febrero de 1893,tras una penosa enfermedad. Después de muerta, la publicación de sus obras completas en 23 tomos fue costeada por su hijo y tuvo varias ediciones.

Pensadora, modesta e inconformista, con una inagotable bondad, un agudo sentido de la justicia como expresión de sus ideas filantrópicas cristianas -con ciertas concomitancias con el socialismo utópico- y una rebeldía liberal, Concepción Arenal tuvo un tardío reconocimiento en su ciudad natal, pues fue la última de todas de las que levantaron una estatua en su ilustre memoria.

Frases celebres:
"Sustituir el amor propio por el amor a los demás es cambiar un tirano insufrible por un buen amigo."
"El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído."
"La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer, un abismo."
"La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino."
"Proteger el trabajo es proteger la virtud, consolar dolores, arrancar víctimas al crimen y a la muerte."
"No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa."
"A veces damos el nombre de favor a la justicia, y creemos de muy buena fe que fuimos buenos y generosos cuando no hemos sido más que justos."
"Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan."
"Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican."
"El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro."
"La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a las lisonjas de sus parciales."
"Un hombre aislado se siente débil, y lo es."
"El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea."
"La caridad es un deber; la elección de la forma, un derecho."
"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie."
"No hay animal tan manso que atado no se irrite."
"El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio."
"Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas."
"La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado."

Para saber más:

lunes, 14 de marzo de 2011

MUJERES LIBRES

Todavía a día de hoy, la mujer sigue buscando su total emancipación, libertad y plena igualdad en un mundo dominado por el género masculino en casi todos los ámbitos (estas desigualdades y aberraciones hacia la mujer, como bien sabemos son además sangrantes en los países del sur).
Mi propósito en este y en próximos textos, no es analizar la situación actual de la mujer (no obstante tema sin duda interesante para debatir y analizar en profundidad), sino recordar a tantas y tantas pioneras y heroínas que ya desde las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX lucharon incansablemente por unos derechos que les correspondían y les eran negados, dentro de la España de aquella época.
Los méritos de aquellas mujeres que hace un siglo ya alzaban la voz frente a la opresora realidad masculina, es francamente incalculable, teniendo en cuenta que en los primeros compases del pasado siglo, la mujer no tenia apenas acceso a la educación, a la vida política, cultural y social de la época y era considerada incluso en los círculos más progresistas, una guardiana y protectora del hogar y poco más.
En especial mi pequeño y humilde homenaje está dirigido en esta ocasión al colectivo de mujeres libertarias, que con tanto ahínco y tesón promovieron una batalla constante en aras de su igualdad frente al hombre y en segundo término frente al fascismo una vez producida la sublevación militar de aquel fatídico 18 de julio, me refiero a la organización de Mujeres Libres (para saber más sobre las mujeres que irán apareciendo en el texto, pinchar sobre sus nombres).

Desde los primeros compases de la II República, se fueron gestando algunos movimientos anarcofeministas, principalmente en Cataluña y muy en especial en su capital Barcelona, núcleo duro del anarquismo español, en donde nuevas generaciones de jóvenes, siguieron la brillante estela dejada por Teresa Claramunt (1862-1931) y Soledad Gustavo (1865-1939), las dos grandes madres del feminismo libertario y en general dos de las figuras más representativas del anarquismo español.

En abril de 1936 nace la organización feminista más representativa del anarcosindicalismo español, MUJERES LIBRES, creada por tres grandes intelectuales de la época, Lucía Sánchez Saornil, Amparo Poch y Gascón y Mercedes Comaposada Guillén. A lo largo de su existencia participarán muy activamente multitud de activistas comprometidas con la lucha feminista: Lola Iturbe, Pilar Grangel, Libertad Ródenas, Áurea Cuadrado, Suceso Portales, Sara Berenguer, Concha Pérez Collado, y muchas otras más que por espacio y por tiempo no se citan en este texto.
Antes de continuar, creo que debe ocupar un espacio, junto con el resto de nombres mencionados, Federica Montseny (hija de la pionera Soledad Gustavo), que aunque no estuvo integrada en el colectivo de Mujeres Libres y se desmarcó claramente del feminismo que en él se promulgaba, no debemos olvidar que llegó a ser figura clave de la CNT y la primera mujer en la historia de España que alcanzó el grado de ministra.

Mujeres libres desarrolló una combativa e infatigable actividad en pro de un mundo más justo durante tres intensos años, que abarcan desde poco después del triunfo del Frente Popular, hasta la caída de Barcelona en manos del ejército sublevado de Franco (Febrero 1939). Y entre 1937 y 1938 llegó a contar en sus filas con más de 20.000 mujeres.

Hicieron frente al alzamiento militar fascista, lucharon como milicianas en los frentes de batalla y en las retaguardias, mostraron al mundo su valentía y espíritu libertario y finalmente la dura derrota final les condujo a un irremediable y extenuante exilio.

Durante las décadas posteriores al fin de la guerra civil, mujeres exiliadas en Francia y Gran Bretaña (muchas de la cuales se han citado anteriormente), se agruparon y organizaron cierta actividad continuando la línea de Mujeres Libres aunque no tuvieron la continuidad y el seguimiento de la época dorada de la organización.
Tras la muerte del dictador, Mujeres Libres volvió a reaparecer en Barcelona (1976), donde nuevas generaciones se mezclaron con las incombustibles figuras de Sara Berenguer y Suceso Portales, lo cual provocó tensiones debido a las diferentes formas de entender el mundo anarquista y feminista y de afrontar las nuevas realidades de finales de los 70 (perspectiva del nuevo feminismo frente al antiguo ideario anclado en la lucha de la guerra civil y exilio).

Este blog recordará en próximas fechas con pequeñas biografías, a varias de las principales mujeres, que gracias a sus escritos, logros personales, luchas incansables, actitudes políticas y reivindicativas y en definitiva a su espíritu de rebeldía frente a las realidades de su tiempo, consiguieron imponer su sello en la historia, allanando sin duda, el largo camino de la igualdad de la mujer en un mundo dominado por los hombres.

Sobre mujeres libres:


Desde aquí, aprovecho para reconocer y agradecer la labor de la gran historiadora Mary Nash por su gran conocimiento sobre la lucha de la mujer y en especial por el minucioso y exhaustivo texto sobre el anarcofeminismo español "Libertarias y anarcofeminismo" incluido en el libro "Tierra y libertad. Cien años de anarquismo en España" publicado en septiembre de 2010 y coordinado por el siempre interesante historiador Julián Casanova.

martes, 8 de marzo de 2011

La desgracia de un gran país llamado HAITÍ

A estas alturas de la película creo que ya a pocos se les escapa la enorme obscenidad y sensacionalismo de la gran mayoría de medios de comunicación en relación a las grandes catástrofes mundiales. Haití (como otros tantos otros países sumidos en la pobreza extrema), parece que solo pasó penurias y que solo tuvo nombre durante una semana, a lo sumo dos, a raíz de aquel fatídico terremoto de enero del 2010. Como todos bien sabemos Haití es desde hace mucho tiempo uno de los estados con más pobreza del mundo y dentro de américa encabeza esta terrible lista de los más pobres, más de un año después la situación en absoluto ha mejorado, pero que más le da a los informativos generalistas y grandes medios, una semanita tras un brutal terremoto con decenas de miles de fallecidos, y se acabó, Haití fuera del mapa, como si antes no muriese gente de hambre y enfermedades perfectamente curables (en muchos casos con simples medicinas básicas a las que no tienen acceso).
Es curioso y muy significativo a la vez lo siguiente; Haití fue el primer país del mundo en abolir completamente la esclavitud (1803) y el segundo de toda américa (tras EEUU) en lograr su independencia y terminar con el yugo francés (1804), ambos hitos logrados por el sacrificio y el derramamiento de sangre de miles de esclavos de raza negra, que gracias a su lucha lograron imponerse a todo un imperio como era la Francia napoleónica.
A continuación les dejo con dos magníficos artículos sobre Haití del genial escritor uruguayo Eduardo Galeano:

LA MALDICION BLANCA
El primer día de este año, la libertad cumplió dos siglos de vida en el mundo. Nadie se enteró, o casi nadie. Pocos días después, el país del cumpleaños, Haití, pasó a ocupar algún espacio en los medios de comunicación; pero no por el aniversario de la libertad universal, sino porque se desató allí un baño de sangre que acabó volteando al presidente Aristide.
Haití fue el primer país donde se abolió la esclavitud. Sin embargo, las enciclopedias más difundidas y casi todos los textos de educación atribuyen a Inglaterra ese histórico honor. Es verdad que un buen día cambió de opinión el imperio que había sido campeón mundial del tráfico negrero; pero la abolición británica ocurrió en 1807, tres años después de la revolución haitiana, y resultó tan poco convincente que en 1832 Inglaterra tuvo que volver a prohibir la esclavitud.
Nada tiene de nuevo el ninguneo de Haití. Desde hace dos siglos, sufre desprecio y castigo. Thomas Jefferson, prócer de la libertad y propietario de esclavos, advertía que de Haití provenía el mal ejemplo; y decía que había que ?confinar la peste en esa isla?. Su país lo escuchó. Los Estados Unidos demoraron sesenta años en otorgar reconocimiento diplomático a la más libre de las naciones. Mientras tanto, en Brasil, se llamaba haitianismo al desorden y a la violencia. Los dueños de los brazos negros se salvaron del haitianismo hasta 1888. Ese año, el Brasil abolió la esclavitud. Fue el último país en el mundo.
Haití ha vuelto a ser un país invisible, hasta la próxima carnicería. Mientras estuvo en las pantallas y en las páginas, a principios de este año, los medios trasmitieron confusión y violencia y confirmaron que los haitianos han nacido para hacer bien el mal y para hacer mal el bien.
Desde la revolución para acá, Haití sólo ha sido capaz de ofrecer tragedias. Era una colonia próspera y feliz y ahora es la nación más pobre del hemisferio occidental. Las revoluciones, concluyeron algunos especialistas, conducen al abismo. Y algunos dijeron, y otros sugirieron, que la tendencia haitiana al fratricidio proviene de la salvaje herencia que viene del Africa. El mandato de los ancestros. La maldición negra, que empuja al crimen y al caos.
De la maldición blanca, no se habló.
La Revolución Francesa había eliminado la esclavitud, pero Napoleón la había resucitado:
- ¿Cuál ha sido el régimen más próspero para las colonias?
- El anterior.
- Pues, que se restablezca.
Y, para reimplantar la esclavitud en Haití, envió más de cincuenta naves llenas de soldados.
Los negros alzados vencieron a Francia y conquistaron la independencia nacional y la liberación de los esclavos. En 1804, heredaron una tierra arrasada por las devastadoras plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz. Y heredaron ?la deuda francesa?. Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón Bonaparte. A poco de nacer, Haití tuvo que comprometerse a pagar una indemnización gigantesca, por el daño que había hecho liberándose. Esa expiación del pecado de la libertad le costó 150 millones de francos oro. El nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al pescuezo: una fortuna que actualmente equivaldría a 21,700 millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Mucho más de un siglo llevó el pago de la deuda, que los intereses de usura iban multiplicando. En 1938 se cumplió, por fin, la redención final. Para entonces, ya Haití pertenecía a los bancos de los Estados Unidos.
A cambio de ese dineral, Francia reconoció oficialmente a la nueva nación. Ningún otro país la reconoció. Haití había nacido condenada a la soledad.
Tampoco Simón Bolívar la reconoció, aunque le debía todo. Barcos, armas y soldados le había dado Haití en 1816, cuando Bolívar llegó a la isla, derrotado, y pidió amparo y ayuda. Todo le dio Haití, con la sola condición de que liberara a los esclavos, una idea que hasta entonces no se le había ocurrido. Después, el prócer triunfó en su guerra de independencia y expresó su gratitud enviando a Port-au-Prince una espada de regalo. De reconocimiento, ni hablar.
En realidad, las colonias españolas que habían pasado a ser países independientes seguían teniendo esclavos, aunque algunas tuvieran, además, leyes que lo prohibían. Bolívar dictó la suya en 1821, pero la realidad no se dio por enterada. Treinta años después, en 1851, Colombia abolió la esclavitud; y Venezuela en 1854.
En 1915, los marines desembarcaron en Haití. Se quedaron diecinueve años. Lo primero que hicieron fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos. El ejército de ocupación retuvo el salario del presidente haitiano hasta que se resignó a firmar la liquidación del Banco de la Nación, que se convirtió en sucursal del Citibank de Nueva York. El presidente y todos los demás negros tenían la entrada prohibida en los hoteles, restoranes y clubes exclusivos del poder extranjero. Los ocupantes no se atrevieron a restablecer la esclavitud, pero impusieron el trabajo forzado para las obras públicas. Y mataron mucho. No fue fácil apagar los fuegos de la resistencia. El jefe guerrillero, Charlemagne Péralte, clavado en cruz contra una puerta, fue exhibido, para escarmiento, en la plaza pública.
La misión civilizadora concluyó en 1934. Los ocupantes se retiraron dejando en su lugar una Guardia Nacional, fabricada por ellos, para exterminar cualquier posible asomo de democracia. Lo mismo hicieron en Nicaragua y en la República Dominicana. Algún tiempo después, Duvalier fue el equivalente haitiano de Somoza y de Trujillo.
Y así, de dictadura en dictadura, de promesa en traición, se fueron sumando las desventuras y los años.
Aristide, el cura rebelde, llegó a la presidencia en 1991. Duró pocos meses. El gobierno de los Estados Unidos ayudó a derribarlo, se lo llevó, lo sometió a tratamiento y una vez reciclado lo devolvió, en brazos de los marines, a la presidencia. Y otra vez ayudó a derribarlo, en este año 2004, y otra vez hubo matanza. Y otra vez volvieron los marines, que siempre regresan, como la gripe.
Pero los expertos internacionales son mucho más devastadores que las tropas invasoras. País sumiso a las órdenes del Banco Mundial y del Fondo Monetario, Haití había obedecido sus instrucciones sin chistar. Le pagaron negándole el pan y la sal. Le congelaron los créditos, a pesar de que había desmantelado el Estado y había liquidado todos los aranceles y subsidios que protegían la producción nacional. Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los diarios.
Ahora Haití importa todo su arroz desde los Estados Unidos, donde los expertos internacionales, que son gente bastante distraída, se han olvidado de prohibir los aranceles y subsidios que protegen la producción nacional.
En la frontera donde termina la República Dominicana y empieza Haití, hay un gran cartel que advierte: El mal paso.
Al otro lado, está el infierno negro. Sangre y hambre, miseria, pestes.
En ese infierno tan temido, todos son escultores. Los haitianos tienen la costumbre de recoger latas y fierros viejos y con antigua maestría, recortando y martillando, sus manos crean maravillas que se ofrecen en los mercados populares.
Haití es un país arrojado al basural, por eterno castigo de su dignidad. Allí yace, como si fuera chatarra. Espera las manos de su gente.
*Tomado de: Página/12, Buenos Aires, domingo 4 de abril de 2004.


LOS PECADOS DE HAITÍ
La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.
El voto y el veto
Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera.
Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole:
- Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen. La coartada demográfica
A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema:
- Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede.
Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado.
En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas.
En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro. La tradición racista
Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses".
Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro".
En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras". La humillación imperdonable
En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.
La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía. El delito de la dignidad
Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.
Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad.
La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.
*Tomado de Revista Brecha No. 556, Montevideo, 26 de julio de 1996. Última revisión: 4/08/96