Alguien con un poco de altura de miras supongo que se habrá llenado de rabia (una vez más) desde que la semana pasada empezara el conflicto de los guiñoles franceses. Mejor dejen de leer ahora mismo si creen que voy a hablar sobre este absurdo debate. Mi opinión, como supongo la de muchísimas personas es observar todo este circo mediático que han montado y que a mi por lo menos me ha dejado perplejo.
Vivimos en un país a la deriva, vamos a por los 6 millones de desempleados, el paro juvenil alcanza el 50% en muchos lugares, la educación pública está siendo aniquilada, al igual que todo lo que es público como la sanidad, servicios sociales, servicios jurídicos, etc. todo para el enriquecimiento de unos pocos avariciosos. Todo ello avalado con más de 16 millones de insensatos e irresponsables votantes (10 millones del PP y algo mas de 6 del PSOE) en las últimas elecciones generales. Insisto, en este país de pandereta, los chorizos son declarados inocentes, aquellos que osan investigar a tramas corruptas o crímenes franquistas son condenados, el Rey y su hija a pesar de colaborar de una u otra forma en las tropelías de Urdangarín, son intocables y nadie los debate (a pesar de que la infanta se sabe que está de mierda hasta el cuello), y por supuesto el plato estrella, la nueva Reforma Laboral que además de destruir empleo, el poco que va a crear será en unas condiciones cercanas a la esclavitud, los modelos de negociación y despido masivo de personal van a ser a partir de ahora propios de los inicios de la Revolución Industrial...
Y mientras ha pasado y sigue pasando todo esto, en este país en los últimos días a lo que más eco se le ha dado ha sido la cómica parodia de unos muñecotes franceses sobre los deportistas españoles y el dopaje. Radios, prensa escrita, medios televisivos y digitales, nos han bombardeado con toda esta noticia absolutamente trivial. Ha habido declaraciones de altos cargos del gobierno, tertulias y debates removiendo una y otra vez el fango, y mientras tanto parte de la ciudadanía solo se le ocurre repetir otra vez esto de los guiñoles con la que está cayendo, en los bares, en los descansos del trabajo, en el ascensor entre vecinos...
¡¡¡YO ALUCINO!!!
Los únicos guiñoles, los títeres de verdad son este gobierno fanático de los recortes y su aliado PSOE que allanó el camino en los últimos años a la derecha más radical. Rajoy, Luis de Guindos - atentos a la última desfachatez de este impresentable lobby financiero reconvertido a ministro, hoy no se ha dignado ni a responder al diputado de IU Alberto Garzón tras su intervención en el debate de la reforma financiera http://www.publico.es/espana/422362/de-guindos-ignora-a-izquierda-unida-, Soraya Sáenz de Santamaría, Montoro, Morenés, Fátima Báñez, Wert y todos los sátrapas que componen el PP, por supuesto no debemos olvidarnos a Duran i Lleida y los suyos, ni a Rubalcaba y su séquito de lobos disfrazados de ovejas.
Todos ellos son los auténticos guiñoles de carne y hueso, engañan a la gente asegurando que el pueblo decide mientras que con un mero movimiento de hilos de los grandes poderes económicos del neoliberalismo, aplican con sumo gusto todos los recortes y ajustes que les imponen. Tienen brazos metidos en sus culos cual marionetas de Jose Luis Moreno, sus amos y ventrílocuos son los insaciables mercados, las notas de las agencias de calificación, las directrices del FMI, la UE, etc. etc. Mientras estas políticas nos van a llevar al abismo, como está de sobra demostrado con el ejemplo griego (más de dos años con recorte tras recorte y la miseria cada vez es mayor al mismo tiempo que las fugas de capitales a paraísos fiscales aumenta hasta límites insospechados), pues nada, erre que erre con los dichosos guiñoles franceses. Los medios de comunicación anestesian a la opinión pública para que miremos a otro lado y hablemos de otras cosas increíblemente banales frente a todo este cúmulo de despropósitos y contradicciones.
Yo sinceramente soy más partidario de los ninots de las fallas de Valencia ya que por lo menos estos muñecos acaban ardiendo en la hoguera.
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