Aunque con un paréntesis algo extenso, me gustaría continuar con el tema abierto en mi última entrada sobre mujeres pioneras que lucharon en épocas pasadas por sus derechos y por el de generaciones venideras.
La primera figura que voy a destacar es la gran pionera de la lucha feminista, no solo en España sino en todo el mundo. Tiene una enorme relevancia histórica dentro de la intelectualidad española del siglo XIX y fue una defensora a ultranza de la educación como bien básico social y universal, en definitiva estamos ante toda una heroína y precursora de la lucha de la mujer en España.
Hablo de CONCEPCIÓN ARENAL (Ferrol 1820 - Vigo 1893), gallega del siglo XIX, escritora, socióloga, periodista y luchadora filantrópica incansable (entre otras muchas facetas), , cuya vida es realmente interesante y sirvan estas líneas como homenaje hacia su gran aportación hacia las políticas sociales, acceso de la mujer a la vida pública, protección y ayuda a los más desfavorecidos de la sociedad, entre otras muchas cosas que realizó a lo largo de su intensa vida. Con la aparición de Concepción Arenal, nace el feminismo en España.
Concepción Arenal nació en una modesta casa del barrio de Ferrol Vello un 31 de enero de 1820. Su niñez transcurrió en La Coruña. Su padre, liberal constitucionalista, había sido sargento mayor y secretario político del Gobierno Superior de la Provincia de Galicia en 1820 que, por la violenta represión absolutista, sufrió persecución, cadena y destierro. Esos sufrimientos le llevaron a la muerte a los 39 años. Para Arenal, el recuerdo de su padre será una guía en su comprensión del dolor humano. En 1829 se traslada con su madre, de quien recibirá una férrea formación religiosa, a Armaño, en Santander. En 1834 se instala en Madrid para estudiar en un colegio de señoritas.
Siete años después, en contra de la oposición materna, entra, por primera vez en la Universidad española, como oyente en las aulas de Derecho, disfrazada con indumentaria masculina. Vestida también de caballero participa en las tertulias políticas y literarias, rechazando así la tradicional condición de mujer de su tiempo.
Acabó la carrera y, en 1848, se casó con el también abogado y escritor Fernando García Carrasco. Años después el matrimonio colaboró en el periódico liberal “Iberia”, pero en 1857 murió su marido y se quedó sin recursos.
Arenal no fue, únicamente, una prolífica teórica de prodigioso talento, sino que también practicó con tenacidad sus ideas, inspiradas en los principios de libertad, justicia y caridad. En 1859 fundó, en Potes, en donde residió después de vender sus bienes de Armaño por dificultades económicas, el grupo femenino de las Conferencias de San Vicente de Paúl para ayuda de los pobres.
Dos años después, en 1861, la Academia de Ciencias Morales y Políticas la premió por su memoria “La beneficencia, la filantropía y la caridad”. Era la primera vez que la Academia premiaba a una mujer. En 1863 se convierte también en la primera mujer que recibe el título de Visitadora de Cárceles de Mujeres. Reside en La Coruña y en tres meses visita todas las cárceles de Galicia.
En 1868, Concepción Arenal es nombrada Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres. Tres años después sale a luz en Madrid “La Voz de la Caridad”, revista fundada por A. Guerola y Arenal y en la que escribe durante catorce años, destapando las miserias del mundo que la rodea.
Funda, en 1872, la “Constructora Benéfica”, una sociedad filantrópica de casas baratas para obreros. Organiza en España la Cruz Roja de Socorro para los heridos de la guerra carlista y será voluntaria durante varios meses al frente de un hospital en Miranda de Ebro. Es también una de las mentes más lúcidas de la historia de la medicina hospitalaria por sus aportaciones a la curación de enfermos, a la asistencia sanitaria y psiquiátrica, a la higiene y al papel de la mujer en las diferentes instituciones relacionadas con la cura de los enfermos. Con ella nace el feminismo en España, al romper con la tradicional marginación de la mujer y reclamar su protagonismo en todas las esferas de la vida social.
“Estudios penitenciarios”, “Cartas a los delincuentes” y “El visitador del preso” componen, dentro de su densa y prolífica obra, la trilogía de su pensamiento de penalista genial, lleno de gritos de piedad y de angustia.
Traducida a varios idiomas, fue inicialmente más apreciada en el extranjero, donde fue proclamada como una autoridad internacional en la materia creadora de su propia doctrina, sin seguir ninguna escuela penitenciaria. En aquellos años se le reservaba un lugar de honor en todos los congresos penitenciarios de Europa y los Estados Unidos, en los que participó sin estar nunca presente, pues no quiso salir del país. Sus magistrales informes son una lúcida y anticipada visión de muchos problemas futuros.
Concepción Arenal fue también poetisa, novelista, autora dramática y de zarzuela. Como periodista escribe en numerosas revistas especializadas, tanto en España como fuera, ayudada por su conocimiento del francés y el italiano. Firmó artículos en la prensa gallega y en la de la emigración en Cuba.
Esta penalista murió en Vigo el 4 de febrero de 1893,tras una penosa enfermedad. Después de muerta, la publicación de sus obras completas en 23 tomos fue costeada por su hijo y tuvo varias ediciones.
Pensadora, modesta e inconformista, con una inagotable bondad, un agudo sentido de la justicia como expresión de sus ideas filantrópicas cristianas -con ciertas concomitancias con el socialismo utópico- y una rebeldía liberal, Concepción Arenal tuvo un tardío reconocimiento en su ciudad natal, pues fue la última de todas de las que levantaron una estatua en su ilustre memoria.
Frases celebres:
"Sustituir el amor propio por el amor a los demás es cambiar un tirano insufrible por un buen amigo."
"El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído."
"La pasión para el hombre es un torrente; para la mujer, un abismo."
"La felicidad es ciega, sobrado arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino."
"Proteger el trabajo es proteger la virtud, consolar dolores, arrancar víctimas al crimen y a la muerte."
"No es tan culpable el que desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa."
"A veces damos el nombre de favor a la justicia, y creemos de muy buena fe que fuimos buenos y generosos cuando no hemos sido más que justos."
"Hay tanta justicia en la caridad y tanta caridad en la justicia que no parece loca la esperanza de que llegue el día en que se confundan."
"Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican."
"El dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro."
"La democracia, como la aristocracia, como todas las instituciones sociales, llama calumnias a las verdades que le dicen sus enemigos y justicia a las lisonjas de sus parciales."
"Un hombre aislado se siente débil, y lo es."
"El error es un arma que acaba siempre por dispararse contra el que la emplea."
"La caridad es un deber; la elección de la forma, un derecho."
"Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie."
"No hay animal tan manso que atado no se irrite."
"El pobre se arruina en el momento en que deja de ser sobrio."
"Las malas leyes hallarán siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas."
"La injusticia, siempre mala, es horrible ejercida contra un desdichado."
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