Revolución

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“La libertad no es más que un fantasma inofensivo mientras existan hombres que puedan matar impunemente de hambre a otros. La libertad es un fantasma inofensivo cuando a través de un monopolio el rico logra ejercer el derecho de vida y muerte sobre sus semejantes.” JACQUES ROUX

lunes, 14 de octubre de 2013

Huelen a muerto las sotanas


Con los actos de beatificación de más de 500 religiosos ayer en Tarragona, asistimos al enésimo capítulo de cinismo, hipocresía e intransigencia de la Iglesia Católica. Se rindió tributo a 522 mártires religiosos, que perdieron la vida durante la Guerra Civil española. Para ellos todos los honores, para las víctimas de Franco, olvido e ignorancia.

Como siempre, solo son visibles los muertos del bando vencedor. Hay asesinados de primera y de tercera. Han pasado ya 77 años desde el golpe militar fascista de julio del 36, y en todo este tiempo la Iglesia Católica como institución jamás ha hecho el más mínimo amago de arrepentimiento o de pedir perdón por su participación activa en el levantamiento militar y su apoyo incondicional a la represión franquista durante la guerra y en las cuatro décadas siguientes de dictadura atroz. Tiempo ha tenido. 
Ayer la Iglesia volvió a demostrar que no se arrepiente de estar manchada de sangre, sus sotanas continúan oliendo a muerte.

Lejos de avergonzarse por estos hechos, la jerarquía eclesiástica ensalza siempre que puede el triste orgullo de haber estado siempre en el lado del bando fascista y saca pecho de ello. 
Ayer ningún cardenal, ningún religioso, ni por supuesto el Papa Francisco (ese que dicen que es tan progresista, el mismo que asegura que nunca ha sido de derechas y que está del lado de los pobres), hizo mención alguna al terrible exterminio franquista. Ni una sola palabra para las miles y miles de personas torturadas, asesinadas, encarceladas, exiliadas, violadas, fusiladas y enterradas en cunetas, humilladas, despreciadas... Personas cuyo único delito fue no apoyar un golpe de estado salvaje y violento contra un gobierno democrático y legítimo, elegido en las urnas. El delito que cometieron fue el de defender la República.
La Iglesia siempre ha olvidado a todas estas víctimas. Porque siempre ha estado del lado del poder, de la reacción, de la riqueza, de la irracionalidad y de la ignorancia.

Para terminar, me gustaría recordar al Papa Francisco, a sus cardenales y a todos aquellos que apoyaron directa o indirectamente el vergonzoso acto de ayer, que la historia y los hechos por mal que les pese, están cada vez más documentados mediante investigaciones serias y rigurosas.
Y por ello podemos decir alto y claro, que no son comparables los actos aislados, concretos y en muchos casos individuales de violencia ejercida en la retaguardia de territorios republicanos (que los hubo, pero con cuentagotas) contra personas e instituciones religiosas, respecto al plan premeditado de forma minuciosa y a conciencia, de exterminio y limpieza política e ideológica perpetrado por los sublevados. 

La Iglesia sigue en sus trece, a Dios rogando y con el mazo dando.

1 comentario:

  1. En la China de Mao,y en la Rusia de Stalin y otras tantas que no recuerdo hubo mucho olor amuertos y la Iglesia nada que ver,esta es la visión del tuerto,,pero con la mirada de la zurda,siempre la paja en el ojo ajeno.Unos ángeles los zurdos

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