Revolución

Revolución
“La libertad no es más que un fantasma inofensivo mientras existan hombres que puedan matar impunemente de hambre a otros. La libertad es un fantasma inofensivo cuando a través de un monopolio el rico logra ejercer el derecho de vida y muerte sobre sus semejantes.” JACQUES ROUX
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miércoles, 19 de junio de 2013

Mamita Yunai, Carlos Luis Fallas

"Ningún hombre que no sea un liniero, puede saber lo que ese chispazo de felicidad significa para el infeliz que vive pudriéndose en los suampos. Volar con la fantasía por los lugares queridos y lejanos. Amar y ser amado por mujeres buenas, sanas y lindas. Salir de los bananales. ¡Despegarse del barro!
El liniero es borracho. Sólo él tiene el derecho a serlo.
Así es como corren torrentes de alcohol en la Línea, y cómo el Comisariato de la Compañía recoge de nuevo la sangre del paria a cambio de ron. Así llenan sus arcas los ogros que viven allá en Wall Street, con el oro amasado con lágrimas, sudor, esputos de sangre y gritos de angustia. Y que hiede a pus, a piernas podridas y a ron.
Por lo menos, ayudan a que sus peones tengan un poco de gloria y rían, lloren y sueñen despiertos. Y hasta les permiten tres horas de sueño tranquilo.
¡Gloria a los rubios banqueros del Norte!
¡Paso a la Civilización!"
Extracto de Mamita Yunai, "A la sombra del banano" (1940)

Miles y miles de personas tuvieron la desgracia de trabajar y dejar su piel y en muchos casos su vida, para beneficio de la United Fruit Company. Dicha compañía se fundó a finales del siglo XIX, y a lo largo del XX fue una de las empresas multinacionales más poderosas e influyentes no solo de América sino de todo el mundo.
Mediante la despiadada explotación de la mano de obra y las brutales condiciones reinantes en las plantaciones de su propiedad, United Fruit Company conseguía exportar por todo el mundo las frutas tropicales (principalmente los plátanos) que extraía de los países de Centro América y el Caribe (Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica, etc.).

En su novela Mamita Yunai (nombre con la que era conocida la multinacional por los habitantes de los países mencionados), el escritor y dirigente comunista costarricense Carlos Luis Fallas (1909-1966), reflejó a la perfección las miserias y vejaciones que debían sufrir los trabajadores de las plantaciones de la United Fruit. Él mismo sufrió en sus carnes la dureza extrema a la que estaban sometidos todos aquellos que operaban en propiedades de la empresa frutera estadounidense. De sus recuerdos nació a modo de reflejo y crítica la novela mencionada, que fue escrita en 1940.
Las vivencias de los protagonistas del libro que son pura recreación de las situaciones del día a día en las explotaciones de la multinacional, demuestran como se forjan y mantienen los imperios capitalistas. Hoy 73 años después de que Carlos Luis Fallas finalizase su obra más conocida, seguimos asistiendo a un espectáculo dantesco. Las grandes multinacionales hacen y deshacen a su antojo, amañan elecciones, derriban gobiernos, invaden países, colocan a dirigentes títere y expolian los recursos naturales y medios de subsistencia de los territorios, en especial de los más débiles económicamente.
Los beneficios y las cuentas millonarias de resultados de estas grandes compañías están regados con la sangre de millones de personas que se ven obligadas a vivir en unas condiciones de opresión y humillación permanentes.

Hoy más que nunca, hace falta gente valiente como Carlos Luis Fallas, que se atrevió a denunciar los abusos de una de las multinacionales más importantes de aquellos tiempos, y dedicó su vida a la lucha obrera.
A través de su pluma y su actividad sindical y política, Calufa (como era conocido) reivindicó durante toda su existencia, una sociedad más justa, igualdad de derechos, condiciones laborales dignas, justicia social y sobre todo la dignidad para su pueblo y sus gentes más humildes.
Por ello, sirvan estas líneas como pequeño recordatorio a esta figura desconocida para la mayoría, además de recomendar la lectura de Mamita Yunai, especialmente la parte de "A la sombra del banano".

Breve repaso biográfico:
Carlos Luis Fallas Sibaja, nació en Alajuela (Costa Rica) en 1909. De origen humilde, pudo cursar hasta segundo año de la educación secundaria. A los 16 años se marchó a trabajar en las plantaciones de la United Fruit Company, en la zona atlántica costarricense. Posteriormente, aprendió el oficio de zapatero, labor que le permitió involucrarse con el sector proletario e ingresar en el Partido Comunista. Fue Regidor Municipal de San José y Diputado, además de Jefe Militar improvisado de los batallones obreros comunistas durante la guerra civil de 1948.

Más información sobre Carlos Luis Fallas:
http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Luis_Fallas
http://www.elespiritudel48.org/bio/bio08.htm
http://www.editorialcostarica.com/escritores.cfm?detalle=1085

Mamita Yunai y la United Fruit Company:
http://es.wikipedia.org/wiki/Mamita_Yunai
http://es.wikipedia.org/wiki/United_Fruit_Company
http://discrepando.com/index.php?option=com_content&view=article&id=414:united-fruit-company-110-anos-en-golpes-de-estado-&catid=77:archivos&Itemid=419
http://mapasdecostarica.info/myunai/

lunes, 8 de octubre de 2012

En recuerdo de Eric Hobsbawm



A pesar de que ya ha pasado casi una semana desde su fallecimiento, por motivos diversos desde El Azote del Tirano ha sido imposible rendir con mayor rapidez, un pequeño homenaje al gran Eric Hobsbawm, el excepcional historiador marxista que falleció en la madrugada del pasado lunes 1 de octubre a los 95 años.

Simplemente me gustaría recordar al que ha sido uno de los más brillantes historiadores, pensadores e intelectuales del siglo XX.
Sus obras han sido y seguirán siendo grandes centros de referencia y fuentes de transmisión de conocimientos y sabiduría para todos los amantes de la historia, del conocimiento de los movimientos sociales, revoluciones y desarrollo sociológico del propio ser humano en estos últimos siglos.
Su genial "Historia del siglo XX" debe ser de obligada lectura para todas aquellas personas que pretenden conocer todo lo que ha significado este pasado siglo. 

En el siguiente enlace se puede observar un listado detallado de sus principales obras:

Para tod@s l@s que en mayor o en menor medida nos interesa la Historia y en especial la Historia Contemporánea y el estudio de los grandes movimientos sociales y procesos revolucionarios (su nacimiento en 1917, año de la Revolución Rusa parece no ser una casualidad en vista de su trayectoria vital y profesional y sus inquietudes intelectuales y políticas), ERIC HOBSBAWM, siempre será recordado con gran admiración ya que le debemos mucho por todo lo que él ha aportado al conocimiento de dichos campos tan interesantes e importantes para el ser humano y sobre todo por ayudarnos a comprender un poco más el mundo tan complejo en el que vivimos.

¡¡MUCHAS GRACIAS POR TODO ERIC!!

http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/10/01/muere-eric-hobsbawm-eminente-historiador-marxista/

http://www.publico.es/culturas/443226/muere-eric-hobsbawm-a-los-95-anos

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/01/actualidad/1349086514_771066.html

http://es.wikipedia.org/wiki/Eric_Hobsbawm

jueves, 26 de julio de 2012

ODIO A LOS INDIFERENTES (Antonio Gramsci)

El texto que se expone a continuación, podía haber sido escrito hoy mismo en vista de la situación tan dramática que padecemos y la persistente pasividad social que todavía se observa. Aunque cada vez hay más crispación social y más movilización, la mayoría de la gente se queda cómodamente en sus casas viendo caer el chaparrón, sin pensar si quiera un instante la posibilidad de comenzar a participar y responder frente a los constantes y virulentos ataques provenientes de los dictadores económicos, políticos y financieros.
Sin embargo fue escrito hace casi un siglo y hoy tiene más fuerza que nunca. Se trata de un artículo del gran intelectual Antonio Gramsci (1891-1937), escrito en 1917. Espero que el rescatar este texto, sirva además de como pequeño homenaje y recuerdo al incansable luchador marxista, de invitación a la reflexión y de crítica hacia todas aquellas personas que todavía no se han lanzado a la calle para hacerse escuchar ante semejante cúmulo de despropósitos de esta dictadura neoliberal.

Odio a los indiferentes [Indiferentes]

Odio a los indiferentes. Creo, como Fiedrich Hebbel, que "vivir significa tomar partido". No pueden existir quienes sean solamente hombres, extraños a la ciudad. Quien realmente vive no puede no ser ciudadano, no tomar partido. La indiferencia es apatía, es parasitismo, es cobardía, no es vida. Por eso odio a los indiferentes.
La indiferencia es el peso muerto de la historia. Es la bola de plomo para el innovador, es la materia inerte en la que a menudo se ahogan los entusiasmos más brillantes, es el pantano que rodea a la vieja ciudad y la defiende mejor que la muralla más sólida, mejor que las corazas de sus guerreros, que se traga a los asaltantes en su remolino de lodo, y los diezma y los amilana, y en ocasiones los hace desistir de cualquier empresa heroica.
La indiferencia opera con fuerza en la historia. Opera pasivamente, pero opera. Es la fatalidad, aquello con lo que no se puede contar, lo que altera los programas, lo que trastorna los planes mejor elaborados, es la materia bruta que se rebela contra la inteligencia y la estrangula. Lo que sucede, el mal que se abate sobre todos, el posible bien que un acto heroico (de valor universal) puede generar no es tanto debido a la iniciativa de los pocos que trabajan como a la indiferencia, al absentismo de los muchos. Lo que ocurre no ocurre tanto porque algunas personas quieren que eso ocurra, sino porque la masa de los hombres abdica de su voluntad, deja hacer, deja que se aten los nudos que luego sólo la espada puede cortar, deja promulgar leyes que después solo la revuelta podrá derogar, dejar subir al poder a los hombres que luego sólo un motín podrá derrocar.
La fatalidad que parece dominar la historia no es otra cosa que la apariencia ilusoria de esta indiferencia, de este absentismo. Los hechos maduran en la sombra, entre unas pocas manos, sin ningún tipo de control, que tejen la trama de la vida colectiva, y la masa ignora, porque no se preocupa. Los destinos de una época son manipulados según visiones estrechas objetivos inmediatos, ambiciones y pasiones personales de pequeños grupos activos, y la masa de los hombres ignora porque no se preocupa. Pero los hechos que han madurado llegan a confluir; pero la tela tejida en la sombra llega a buen término: y entonces parece ser la fatalidad la que lo arrolla todo y a todos, parece que la historia no sea más que un enorme fenómeno natural, una erupción, un terremoto, del que son víctimas todos, quien quería y quien no quería, quien lo sabía y quien no lo sabía, quien había estado activo y quien era indiferente. Y este último se irrita, querría escaparse de las consecuencias, querría dejar claro que él no quería, que él no es el responsable.
Algunos lloriquean compasivamente, otros maldicen obscenamente, pero nadie o muy pocos se preguntan: Si yo hubiera cumplido con mi deber, si hubiera tratado de hacer valer mi voluntad, mis ideas, ¿habría ocurrido lo que pasó? Pero nadie o muy pocos culpan a su propia indiferencia, a su escepticismo, a no haber ofrecido sus manos y su actividad a los grupos de ciudadanos que, precisamente para evitar ese mal, combatían, proponiéndose procurar un bien.
La mayoría de ellos, sin embargo, pasados los acontecimientos, prefiere hablar del fracaso de los ideales, de programas definitivamente en ruinas y de otras lindezas similares. Recomienzan así su rechazo de cualquier responsabilidad. Y no es que ya no vean las cosas claras, y que a veces no sean capaces de pensar en hermosas soluciones a los problemas más urgentes o que, si bien requieren una gran preparación y tiempo, sin embargo, son igualmente urgentes. Pero estas soluciones resultan bellamente infecundas, y esa contribución a la vida colectiva no está motivada por ninguna luz moral; es producto de la curiosidad intelectual, no de un fuerte sentido de la responsabilidad histórica que quiere a todos activos en la vida, que no admite agnosticismos e indiferencias de ningún género.
Odio a los indiferentes también porque me molesta su lloriqueo de eternos inocentes. Pido cuentas a cada uno de ellos por cómo ha desempeñado el papel que la vida le ha dado y le da todos los días, por lo que ha hecho y sobre todo por lo que no ha hecho. Y siento que puedo ser inexorable, que no tengo que malgastar mi compasión, que no tengo que compartir con ellos mis lágrimas. Soy partisano, vivo, siento en la conciencia viril de los míos latir la actividad de la ciudad futura que están construyendo. Y en ella la cadena social no pesa sobre unos pocos, en ella nada de lo que sucede se debe al azar, a la fatalidad, sino a la obra inteligente de los ciudadanos. En ella no hay nadie mirando por la ventana mientras unos pocos se sacrifican, se desangran en el sacrificio; y el que aún hoy está en la ventana, al acecho, quiere sacar provecho de lo poco bueno que las actividades de los pocos procuran, y desahoga su desilusión vituperando al sacrificio, al desangrado, porque ha fallado en su intento.
Vivo, soy partisano. Por eso odio a los que no toman partido, por eso odio a los indiferentes.
Antonio Gramsci - 11 de febrero de 1917


Para saber más acerca de Antonio Gramsci:

jueves, 5 de julio de 2012

HASTA PRONTO, THÉO

HA MUERTO THÉO FRANCOS, BRIGADISTA INTERNACIONAL E INCANSABLE LUCHADOR CONTRA EL FASCISMO

AITOR FERNÁNDEZ / DATECUENTA.ORG
04/07/12
http://www.datecuenta.org/fallece-theo-francos

Para mí Théo Francos (1914-2012) ha muerto tres veces. La primera vez, el día que lo fusilaron y milagrosamente sobrevivió. La segunda, hace dos días, a sus 98 años en su casa de Baiona. La tercera ha sido hoy, cuando he podido comprobar que su muerte no aparece en ningún medio español.

En vista de que ni un jodido medio español se ha dignado a escribir cuatro líneas por tu muerte, Théo, me pongo a escribirlas yo, una persona sin apenas formación de redactor periodístico, pero a la que la rabia en el corazón le sigue moviendo a hacer muchas cosas, esta vez por la impotencia de comprender  que, en realidad, a nadie le importa cuántas veces arriesgaras tu vida por defender la causa antifascista, y digo causa porque defendiste la causa, la humanidad, por encima de nacionalidades y banderas. Yo te conocí y pude abrazarte, aunque quizá al salir de la ciudad no te acordaras ya nunca más de mí, pues tu memoria estaba completamente desdibujada, lo que no me impidió ser testigo de tu grandeza.
A lo que voy. Desde que conocí tu historia, Théo (contada por primero por la ARMH y leída luego por los textos de Sofía Moro) quise conocerte, pero fue dos años después cuando tuve la oportunidad. El verano pasado viajé a Baiona, en el penúltimo viaje del proyecto “Vencidxs”, para descubrir en ti a un hombre mucho más pequeño de lo que había visto en las fotos y vídeos, mermado por la vejez y la memoria, pero aún así excepcional y humano. Un idealista de verdad, que vino a luchar a España para derrocar el fascismo, con muchos más voluntarios que se llamaron las Brigadas Internacionales. “¿Cuál es la razón del fascismo, Théo?” “Es la explotación -a pesar de todo tenías momentos de lucidez), a mi padre en Valladolid le hacían trabajar toda la noche con un trozo de pan y de cebolla.” Supongo que a eso querrían que volviéramos, y supongo que por eso tú no sales en los medios hoy.
El miedo nunca se separó de ti. Pero eso no te impidió hacer grandes cosas. Me dijiste que “a veces te despertabas por la noche y llorabas como un chaval”, supongo que recordando lo que te parecería el fin del mundo, o más bien, el fin de la humanidad, cuando te enterraban hasta la cintura para torturarte, en el campo de concentración de Miranda de Ebro, dándote latigazos a pleno sol y teniéndote así días enteros. “A veces pienso cómo pude aguantar tanto. La gente, desde fuera del campo, me tiraba comida o agua, que mis compañeros me daban cuando podían.” Eso fue la represalia por haberte fugado del campo. Por las alcantarillas. Porque las Brigadas se habían ido, pero tú te quedaste para seguir luchando, incluso cuando todo estaba perdido. “Eran los mismos presos los que construíamos el campo –me contaste de forma dispersa- pero no nuestros barracones, nosotros dormíamos a la intemperie. Construíamos para los soldados, incluso les hicimos una piscina” Y mientras, seguían exterminando a tus compañeros.
Cuando te liberaron pensabas que volvías a casa a descansar. Pero al llegar viste Baiona tomada por los nazis. “Me escapé en el puente, vi a mi madre de lejos, pero no me pude despedir de ella.” Porque entonces comenzó una nueva odisea para ti, aunque en realidad era la misma: seguir combatiendo el fascismo. Te alistaste como paracaidista en el ejército inglés y en la nueva guerra te esperaban las experiencias más duras de tu vida. Tuviste que matar a un compañero gravemente herido, que no tenía el coraje suficiente para tomarse la pastilla de cianuro que llevábais. En otra misión, al saltar, tu paracaídas quedó atrapado en el ala del avión: “Lo corté con el cuchillo como pude, y llegué bien a tierra. Me descontaron el coste del paracaídas del sueldo del mes.” Pero creo que lo peor fue cuando te fusilaron. A mí me parecía increíble. Viviste un fusilamiento, y por ello llevaste alojada una bala a unos centímetros del corazón toda tu vida. Te pregunté qué pensabas en esos momentos: “No sabes lo que está pasando, si es verdad o no. A veces te herían para que sufrieras antes de morir.” Pero tú no moriste, y te salvaron al día siguiente una pareja de campesinos de la resistencia.
Pero también conociste la bondad humana, como aquellos campesinos, o los ferroviarios que te tiraban comida, o las muchachas que te escondieron en el granero:“Especialmente me quedaba impresionado por la solidaridad de las mujeres, salvé mi vida muchas veces gracias a ellas.” Mujeres idealistas y valientes. En Stalingrado te adentraste 30km en las líneas enemigas con una muchacha rusa de 19 años para volar puentes e impedir el avance nazi. La reencontraste setenta años después, ella tenía noventa y tu hijo le decía que no te apretara tan fuerte, que te iba a matar del abrazo.
Y así ha sido tu vida, Théo. Me hablaste lentamente de tu bisnieto, perdido en una amalgama de recuerdos que te costaba ordenar. “Papi, tienes que llegar a los 100″, te decía. Quizá disfrutabas de él porque no podías haberlo hecho con tu hija, a la que conociste con 20 años por todo lo que tuviste que trabajar: “Al principio nadie me daba trabajo, así que tuve que viajar y trabajar fuera, ocupando más de treinta puestos de trabajo diferentes.” Me imagino que moriste en paz, aunque algo paenado porque veías el fascismo “volviendo a levantar cabeza”. Espero no tener que vivir las terribles experiencias que tú tuviste que vivir.
Conclusión. Y después de todo ¿para qué? -como me dijo también Concha Carretero- Toda esa gente que fue asesinada, que defendió la libertad de generaciones que ni conocerían después, que ha pagado con su juventud y con su vida todos y cada uno de los derechos que ahora tenemos y que estamos dejando perder uno a uno. ¿Para qué? Para que ningún medio dedique un par de líneas a tu muerte. Ni Rajoy, ni la selección española de fútbol, ni la prima de riesgo merecen la mitad del espacio que debieras de ocupar en los medios. Así que, habiéndolo escrito más mal que bien por lo que te pido perdón, primero por no poder dedicarte todo el tiempo que te mereces, y segundo, avergonzado, porque no es éste el medio principal donde tu muerte debiera figurar. Un general español una vez te preguntó: “¿Tú no tienes madre? Porque no es normal que una persona realice tantas misiones” “Sí, señor, la tengo, lo hago por convicción” Te contestó muy seguro de sí mismo: “Pues quédate conmigo, porque por lo menos salvarás tu vida. Cuando acabe la guerra, no te van a agradecer nada.” Y era verdad.
Interesante resumen biográfico:

viernes, 3 de febrero de 2012

JEAN-PAUL MARAT, EL AMIGO DEL PUEBLO

Para algunas de las personas que persiguen la revolución social y se declaran antisistema, muchos de los grandes revolucionarios de la historia les son desconocidos. Quizás por falta de conocimientos históricos. Hay algunos que parece que solo conocen a Lenin, Ché Guevara, Fidel Castro y como mucho a Emiliano Zapata, ¿y que hay de tantos otros relegados al olvido? En mi opinión, debido al desconocimiento general, muchos de los grandes revolucionarios de la historia están hoy abandonados. Por que no solo de Chés vivimos los que creemos en la revolución, hoy rescatamos a uno de estos grandes olvidados.
Hablo de uno de los más relevantes personajes de la Gran Revolución francesa, el incansable Jean-Paul Marat, conocido como "El Amigo del Pueblo" gracias a su infatigable labor en favor de las capas más bajas de la sociedad y también por el periódico del mismo nombre que creó en plena revolución. Cualquiera que tenga algo de conocimiento histórico sobre la Revolución francesa debería saber algo acerca de esta colosal figura revolucionaria.
Querido por muchos, odiado por otros y sobre todo temido por aquellos que quisieron hacer de la Revolución francesa una catapulta para sus intereses privados, ya que para estos últimos Marat fue una auténtica pesadilla. No tuvo piedad para los defensores del Rey Luis XVI, ni en general para los traidores a la revolución y por ello desempeñó el papel de representante verdadero y justiciero del pueblo. Desde su periódico "L'Ami du peuple" (El amigo del pueblo) publicaba listas con nombres de conspiradores contrarrevolucionarios para que fueran castigados y muchos de ellos fueron desfilando uno a uno por el cadalso. Los girondinos y los moderados de la Convención Nacional, temblaban cuando Marat salía a la tribuna de oradores y más aún cuando su pluma los señalaba ya que sabían que sus cabezas corrían serio peligro de terminar en un cesto.
Al contrario que Danton o Robespierre que defendían los intereses burgueses y no consentían ningún tipo de ataque a la propiedad privada, El Amigo del Pueblo se puso desde el inicio de la Revolución al servicio de los trabajadores, de los campesinos, de todos aquellos que derramaban sangre y sudor para apenas llevarse un mendrugo de pan a la boca. Sí, aquellos que durante tantos siglos habían sustentado los privilegios y caprichos de la realeza, nobleza y clero, auténticos y perniciosos parásitos para el bien social. Le han tachado de violento, de ser el responsable de las masacres de septiembre (matanzas en 1792 de presos contrarios a la revolución ), pero se olvidan de su aportación a la Revolución, con la continua defensa de los conceptos de igualdad y justicia social, de reparto de riquezas, de solidaridad en definitiva, tan extraños para los egoístas burgueses. En la Convención Nacional, Marat dentro de la montaña (sector más izquierdista de la Convención) y arropado por los Sans-Culottes, exponía los ideales revolucionarios y las peticiones que el pueblo demandaba.
Su final fue tan inesperado como vil. El Amigo del Pueblo siempre tenía la puerta de su casa abierta para todo aquel que quisiera, nunca negaba una visita y escuchaba a todos. Sin embargo un 13 de julio de 1793 la visita fue mortal. La joven Charlotte Corday (colaboradora de realistas y girondinos), clavó su cuchillo en el pecho de Marat mientras este tomaba uno de sus baños medicinales. 
Su muerte se retrata con gran pasión en el cuadro que el pintor revolucionario Jacques-Louis David, pintó en su honor como homenaje póstumo.
Con la muerte de Marat perdió el pueblo a su amigo más adicto. Los historiadores girondinos que han odiado a Marat, le han representado como un loco sanguinario que ni siquiera sabía lo que quería; pero hoy sabemos como se forman esas reputaciones. En las épocas más sombrías de la Revolución, cuando veía que el pueblo no derrumbaba la monarquía, es cierto que Marat escribió que era necesario cortar algunos miles de cabezas de aristócratas para que todo funcionara, pero en el fondo su carácter no era sanguinario. Amó al pueblo, él y su heroica compañera Catherine Evrard, con un amor infinitamente más profundo que todos sus contemporáneos que la Revolución puso de relieve, y fue fiel a ese amor.
En cuanto comenzó la Revolución, Marat se puso a pan y agua, no en sentido figurado sino en realidad. Y cuando fue asesinado se halló que toda la fortuna del Amigo del Pueblo consistía en apenas veinticinco libras.
De más edad que sus jóvenes camaradas de la Revolución, y más experimentado que ellos, Marat supo comprender las diversas fases de la misma y prever las siguientes, mejor que todos sus contemporáneos. 
El fondo de su genio consitía en haber comprendido lo que debía hacerse en cada momento para el triunfo de la causa del pueblo, el triunfo de la Revolución popular, no de una Revolución abstracta teórica. Cuando la Revolución, después de la abolición de los derechos feudales, necesitó dar un paso adelante para consolidar su obra, cuando se trató de hacer de manera que beneficiase a las capas sociales más profundas, dando a todos la seguridad de la vida y del trabajo, allí estuvo Jean-Paul Marat. También estuvieron a su lado y continuaron tras su muerte compañeros de lucha que ya en aquella época defendían unos ideales comunistas de distribución de la tierra, reparto de riquezas y abolición de la propiedad privada. Me refiero a grandes figuras revolucionarias como Jacques Roux, Jacques-René HébertJean-François Varlet, Joseph ChalierJean-Theophilus LeclercL'Ange y tantos otros que combatieron incansablemente por mejorar la sociedad de su tiempo.
Jean-Paul Marat:
Las masacres de septiembre:



viernes, 4 de noviembre de 2011

LOUISE MICHEL. Heroína de la 1ª Revolución proletaria y pionera del anarquismo

"No se pueden matar las ideas a cañonazos, ni ponerles las esposas"

A todos aquellos que no conocen la colosal figura de Louise Michel (1830-1905), les animo a que investiguen y lean sobre ella, ya que es un personaje absolutamente imprescindible para comprender los movimientos revolucionarios y sociales de Francia y en general de la Europa de la segunda mitad del siglo XIX.
Esta grandiosa heroína francesa, fue una de las principales figuras de la Comuna de París (1871), y su vida la dedicó incansablemente a la defensa de los valores de justicia social, libertad de las personas, y a la infatigable lucha por alcanzar la plena igualdad de la mujer con respecto a la opresión masculina y por otra parte la igualdad del ser humano, en definitiva la revolucionaria francesa es recordada por intentar transformar la cruda realidad de su tiempo en aras de un mundo mejor. Además Louise Michel fue una gran educadora, maestra altruista al servicio de la educación de las clases más desfavorecidas, también interesante escritora y una de las primeras revolucionarias anarquistas, de hecho fue la primera en enarbolar la bandera negra, que bajo su impulso se convertirá en el símbolo del movimiento anarquista.
Por todo ello esta excepcional mujer merece ser recordada no solo por aquellos que defendemos los ideales libertarios sino por toda persona con un mínimo de aprecio a la justicia, la libertad, la razón y la igualdad de las personas. 

Breve biografía de LOUISE MICHEL
(Vroncourt-la-Côte, 1830 - Marsella, 1905) Revolucionaria francesa, escritora, poetisa y educadora social. Participó de forma decisiva en el levantamiento revolucionario de la Comuna de París de 1871, a causa de lo cual fue deportada a Nueva Caledonia. Allí se interesó vivamente por los nativos canacos. Amnistiada, regresó a Francia en 1880, dedicándose a propagar el ideario anarquista por todo el país y algunas naciones europeas, mediante conferencias y escritos que suscitaban gran expectación.
Recibió una educación volteriana y republicana, aficionándose pronto al piano y a la lectura (conoció personalmente a Víctor Hugo, con el que tendría gran amistad en lo sucesivo).
En 1845 murió su padre, y en 1850 debió abandonar Vroncourt, expulsada por sus hermanastros, y con la prohibición expresa de utilizar el apellido Demahis. Marchó a Chaumont para obtener un diploma de institutriz, oficio que comenzó a desempeñar en 1853, en Audeloncourt. Aunque como institutriz comunal no tenía que realizar el juramento a Napoleón III, fue denunciada varias veces por republicana.
En 1856 comenzó a trabajar como maestra en una institución parisina, asistiendo además a cursos de todo tipo organizados por sociedades republicanas. Al mismo tiempo, escribía versos y artículos, que enviaba a Víctor Hugo y a periódicos como La Jeune France (La joven Francia), y participaba en reuniones de debate. Aunque no adscrita a corriente ideológica alguna, se relacionó con personas vinculadas al pensamiento revolucionario.
En 1870, tras la derrota de Napoleón III en Sedán ante los prusianos, y una vez proclamada la Tercera República Francesa el 4 de septiembre, grupos de revolucionarios, entre los que se encontraba Louise Michel, trataron de obtener armas en el Ayuntamiento de París para liberar Estrasburgo de las tropas prusianas; fue la primera vez que Louise Michel ingresó en prisión. Luego presidió el Club de la Justice de Paix de Montmartre, una de las demarcaciones de vigilancia creadas por el Consejo Federal de la Internacional. Obtenidas por fin las armas, se proclamó la Comuna de París en marzo de 1871 y participó en la subsiguiente lucha de barricadas, ocupándose además de una ambulancia y de cuestiones de educación.
Consiguió liberar a su madre, que había sido capturada para ser fusilada como castigo contra Michel. El 16 de diciembre de 1871 compareció en Versalles ante un consejo de guerra que la condenó a deportación perpetua. Tras permanecer más de año y medio en la prisión de Auberive (Marne) fue enviada a Noumea, en Nueva Caledonia (colonia francesa del Océano Pacífico), adonde llegó a finales de 1873 tras cuatro meses de viaje. Durante el mismo se había adscrito al anarquismo.
Una vez allí, su pasión científica le llevó a estudiar la exótica vegetación y fauna del lugar; además improvisó una escuela para los hijos de otros deportados, entre los que tuvo cierta autoridad y ascendiente. Conoció a un nativo canaco, del que aprendió la lengua y cultura, y visitó varias tribus canacas; llegó a ser muy apreciada por los nativos, a los que enseñó diversos conocimientos. Al contrario que la mayoría de los deportados, Michel se mostró partidaria de la revuelta canaca de 1878 , pues la consideró una lucha de liberación; por el mismo motivo también tuvo en gran estima a los deportados argelinos.
En julio de 1880 fue amnistiada junto con otros revolucionarios; regresó a Francia, con la idea inicial de volver a crear una escuela para los canacos. El 9 de noviembre entró en París después de casi diez años de ausencia. Se dedicó entonces a pronunciar conferencias en clubes revolucionarios, por todo el país, en aliento del espíritu de la Comuna, con importante asistencia de público. Estudió las teorías económicas anarquistas de Piotr Kropotkin.
En 1883, después de tomar parte en una manifestación contra el paro, fue de nuevo detenida y condenada a seis años de prisión por saqueo, aunque fue indultada en enero de 1886. 
Retomó de nuevo su actividad propagandística, volvió cuatro meses a la cárcel a mediados de año, y en enero de 1887 fue ligeramente herida de bala, mientras hablaba en Le Havre (sufrió varios atentados durante su vida). En 1890 participó en una revuelta anarquista en Vienne y fue detenida una vez más; liberada luego, quisieron declararla loca para encerrarla en un internado.
Se refugió en Londres, como habían hecho antes otros revolucionarios, y trató de cerca a muchos de ellos: Enrico Malatesta, Léon Blum y otros. Dio también conferencias, ahora para el público inglés. Se ocupó también de recoger fondos para los proyectos y obras anarquistas, y de enseñar en una escuela a los hijos de los exiliados. En 1895 regresó a París, requerida su ayuda por Sébastien Faure para la edición del periódico Libertaire (Libertario). Hasta su muerte, publicó artículos y siguió realizando giras por distintas ciudades francesas y algunos países europeos: Holanda, Bélgica, Suiza y Escocia, luchando para evitar la disgregación del anarquismo que a principios del siglo XX estaba produciéndose.
Falleció en enero de 1905 debido a una pulmonía, se encontraba en Marsella impartiendo unas conferencias para trabajadores.

Enlaces:
Sobre la Comuna de París:

Bibliografía (títulos más recientes):

  • Nic Maclellan, Louise Michel, Editorial Ocean Sur, 2007.
  • Isabel Moyano Ramos, Juan C. Ordóñez Podadera, Louise Michel, una revisión biográfica a partir de sus memorias (1830-1905) p. 59-72, in Feminismos en las dos orillas, coord. por Rosa María Ballesteros García, Carlota Escudero Gallegos, Universidad de Málaga, 2007.
  • Andrea D´Atri, Luchadoras, Historia de mujeres que hicieron historia, Ediciones IPS, Argentina, 2006.

lunes, 3 de octubre de 2011

TERESA CLARAMUNT y SOLEDAD GUSTAVO: Dos pioneras de la lucha libertaria

Desde El Azote del Tirano, se quiere recordar la figura de dos auténticas pioneras de la lucha por la libertad y el libre pensamiento en España. Fueron dos grandes intelectuales, dos avanzadas de su tiempo que sentaron, junto con otras personas destacadas de las últimas décadas del siglo XIX, las bases del movimiento libertario en España.
Hablamos de TERESA CLARAMUNT y TERESA MAÑÉ (más conocida por el seudónimo de SOLEDAD GUSTAVO). Sus continuas luchas por la educación, justicia social y libertades del ser humano, deberían haber provocado un reconocimiento mucho mayor hacia estas dos mujeres en el estudio de la historia más reciente de este país. Sin embargo, olvidadas por las autoridades políticas y educativas y sin apenas un pequeño hueco en los libros de historia de colegios e institutos (como otras tantas personas célebres que interesadamente han sido borradas de la historia general del Estado español), la memoria de estas dos grandes damas del intelecto español ha sido completamente desdeñada.

TERESA CLARAMUNT (1862-1931)
Teresa Claramunt ha sido una mujer memorable. Toda su vida estuvo dedicada a luchar por los derechos de los trabajadores y las mujeres. Su lucha influyó tanto en actividades sindicales como en el ámbito educativo.
Nació en Sabadell en 1862, Aún era casi una niña cuando comenzó a trabajar en la industria textil, por lo que tuvo una formación autodidacta. En ese momento es cuando comienza toda su andadura. Influenciada por las ideas del ingeniero Tárrida de Mármol destacó muy pronto como militante anarquista. 
Con sólo 21 años, en 1883, encabezó una huelga general en demanda de la jornada laboral de 8 horas, la llamada "huelga de las siete semanas". Esta huelga fue uno de los conflictos laborales más importantes que se dieron en Sabadell. En octubre de 1884 fue una de las fundadoras de la Sección Varia de Trabajadores Anarco-colectivistas de Sabadell. Más tarde, con Ángeles López de Ayala y Amàlia Domingo impulsó en 1892 la primera sociedad feminista española, la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona.

Fue detenida después de la explosión de unas bombas en el Liceo de Barcelona en 1893, y de nuevo fue arrestada durante la represión del Proceso de Montjuic (1896), durante el cual fue golpeada brutalmente, lo que le dejará secuelas para el resto de su vida. A pesar de no ser condenada por ningún delito, después del juicio fue desterrada en Inglaterra hasta el año 1898. Fundó la revista El Productor (1901) y participó activamente en las reivindicaciones sociales de principios del siglo XX. Colaboró en La Tramuntana, en La Revista Blanca y dirigió el diario El Rebelde durante 1907-1908.
En 1902 tomó parte en los mítings en solidaridad con los huelguistas del metal y con los de la huelga general de febrero de 1902. Fue nuevamente detenida después de los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona en agosto de 1909 y confinada en Zaragoza, donde en 1911 impulsaría la adhesión de los sindicatos locales a la CNT y también la huelga general de 1911, lo que le supuso un nuevo encarcelamiento. Ya muy enferma, la policía registró su piso tras el atentado contra el Cardenal Juan Soldevila y Romero en Zaragoza, obra de Los Solidarios, el 4 de junio de 1923, buscando pruebas que la comprometiesen. 
En 1924 regresó a Barcelona, pero la parálisis progresiva la alejó de las actividades públicas. La madrugada del 11 de abril de 1931, un día antes de que ciudadanos de toda España acudieran a las urnas para elegir nuevos representantes municipales, fallece Teresa Claramunt. Fue enterrada el mismo 14 de abril, el día de la proclamación de la República.


Algunas de sus obras más importantes fueron:
"La mujer, consideraciones sobre las prerrogativas del hombre" (1905) 
" El mundo que muere y el mundo que nace" (obra teatral. 1896)
Además de incontables colaboraciones con revistas y periódicos de la época.

Bibliografía y enlaces sobre Teresa Claramunt:
"Teresa Claramunt. La Virgen Roja barcelonesa." María Amalia Pradas Baena (Virus Editorial, Barcelona, 2006)
"Teresa Claramunt (1862-1931). Pionera del feminismo obrerista anarquista." Laura Vicente (Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid 2006)
http://www.upf.edu/materials/bib/expo/igualtat/cast/lluitadores.html


Relato de T.Claramunt sobre los hechos de Montjuic:

SOLEDAD GUSTAVO (1865-1939)
Soledad Gustavo, seudónimo de la maestra y escritora anarquista española Teresa Mañé i Miravet (1865 - 1939). Cabe destacar que su hija Federica Montseny, fue destacada dirigente de la CNT y llegó a ser la primera mujer ministra (1936-37) en la historia de España.
Teresa Mañé i Miravet nace en Villanueva y Geltrú en 1865, en el seno de una familia económicamente acomodada. Vinculada en su juventud al Centro Democrático Federalista, en 1887 funda con la ayuda de éste una escuela laica en Villanueva y la Geltrú y años más tarde otra escuela en Reus. Miembro de la Confederación de Maestros Laicos de Cataluña, cursó estudios de Magisterio en la escuela Tramuntana de Sanfe e impulsó la actividad educativa años antes de que iniciara sus actividades en la misma dirección Francisco Ferrer Guardia con su Escuela Moderna.
Teresa Mañé colabora por la misma época en el periódico local El Vendaval, de tendencia republicana federal, comenzando a colaborar también con el periódico El Productor, donde se inicia su toma de contacto con el anarquismo. Allí conoce a Joan Montseny (también conocido por el seudónimo de Federico Urales) y a otras plumas importantes del anarquismo español como Anselmo LorenzoFernando Tarrida del Mármol o José Llunas Pujals, editor éste del periódico La Tramontana.
En 1889 participa en el "II Certamen Socialista" celebrado en Barcelona, donde presenta su texto “El amor libre”. En 1891 se casa por lo civil con Juan Montseny, continuando con su labor literaria y pedagógica.
Tras el atentado en la procesión del Corpus Christi de Barcelona en 1896 y la represión que siguió al Proceso de Montjuich por los hechos, Juan Montseny y Teresa Mañé son desterrados. La pareja acaba en 1897 en Londres, aunque regresarán tan solo un año más tarde, estableciéndose en Madrid, y participando en La Revista Blanca con artículos de opinión.
En 1905 nace su hija Federica Montseny, y poco después abandonan Madrid y se instalan en Sardañola del Vallés, desde donde seguirán participando activamente en todos los acontecimientos de los años sucesivos: la Semana Trágica de Barcelona y el fusilamiento de su amigo Ferrer en 1909, la fundación de la CNT en 1910, la I Guerra Mundial (1914-1918), la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), la fundación de la FAI en 1927, la II República (1931-1939) y la Guerra Civil española (1936-1939).
Entre 1925 y 1936 vuelve a colaborar en La Revista Blanca con artículos teóricos y de historia, período durante el cual traba amistad con el historiador anarquista Max Nettlau, que también colabora en la revista.
Muere en Perpiñán el 5 de febrero de 1939.


Obra:
Teresa Mañé dejó numerosos escritos publicados en "La Revista Blanca", pero también se encuentran colaboraciones suyas en los principales diarios anarquistas de finales del siglo XIX y principios del XX. Después de su muerte se han reeditado en diversas ocasiones en forma de folletín "Sindicalismo y anarquía""Política y Sociología", textos que corresponden a la época en la que se dilucidaba el dilema del colectivismo o comunismo y de anarcocomunismo y anarcosindicalismo.

martes, 21 de junio de 2011

SANDINO: El gran azote del imperialismo yanqui

Hoy quiero resaltar una figura bien conocida por todos los amantes de la libertad y enemigos del imperialismo. 
Las líneas que siguen son homenaje al gran líder guerrillero nicaragüense Augusto Sandino y sus firmes ideales contra la opresión imperialista yanqui.

AUGUSTO CESAR SANDINO (1895-1934)

Augusto Nicolás Calderón Sandino, nació el 18 de mayo de 1895 en Niquinohomo, departamento de Masaya. Su madre, Margarita Calderón, era una humilde campesina, que se ganaba la vida como doméstica y obrera agrícola.  Gregorio Sandino, su padre, fue un mediano propietario y productor agrícola, con quien se fue a vivir a los 11 años de edad.
La infancia de Sandino transcurrió junto a su madre con la cual trabajaba recolectando café en las plantaciones del Pacífico nicaragüense, ahí conoció y sufrió toda clase de miserias y privaciones.  
En su adolescencia, fue testigo de la primera gran intervención militar del imperialismo yanqui en su tierra, que culminó con el asesinato del general Benjamín Zeledón, el 4 de octubre de 1912. Sandino quedó muy impresionado con la imagen del patriota.
Más tarde, Sandino abandona la casa de su padre para buscarse la vida por sí mismo. Así, trabaja como ayudante de mecánica, en un lugar cerca de la frontera con Costa Rica. Posteriormente,  en 1920, viaja a Honduras y a Guatemala, en 1923, donde trabaja en las plantaciones de la United Fruit Company. Posteriormente marcha a México donde  trabaja, para empresas petroleras en Tampico y Cerro Azul.
Durante su estancia en México, Sandino se vincula con líderes sindicales, obreros, militantes socialistas, anarquistas y masones. Conoce de las luchas sindicales, de la agresión yanqui contra México por el control de los yacimientos petroleros, de la Revolución Mexicana y de las luchas de la clase trabajadora.

La lucha armada paso a paso
En agosto de 1925, luego de 13 años de ocupación, Estados Unidos retira sus tropas de Nicaragua. Sin embargo, permanecen los instructores de la Constabulary, antecesora de la Guardia Nacional. En octubre, ocurre el golpe militar del general Emiliano Chamorro.
En el mes de mayo del año 1926, ocurre un alzamiento liberal contra Chamorro. Las tropas norteamericanas desembarcan en Bluefields. Al enterarse del inicio de la Guerra Constitucionalista, Sandino parte rumbo a Nicaragua a donde llega el 1 de junio.
El 26 de octubre de 1926,  con algunos trabajadores del mineral de San Albino se alza en armas y se incorpora a la causa constitucionalista.
El 24 de diciembre, tropas norteamericanas desembarcan en Puerto Cabezas. Al día siguiente, Sandino consigue armas y municiones ayudado por prostitutas del puerto. En entrevista sostenida con el general José María Moncada, en Prinzapolka, éste le ordena regresarlas; pero Sandino logra conservar las armas e inicia el retorno a Las Segovias.
En febrero, Sandino se instala en El Yucapuca y comienza, en San Juan de Segovia, una campaña militar victoriosa; participando, él mismo, en gran número de combates. Las tropas conservadoras son totalmente derrotadas y Moncada trata de deshacerse de él enviándolo a Boaco.
El 12 de mayo de 1927, en una circular dirigida a las autoridades locales de todos los departamentos anuncia su firme determinación de continuar la lucha hasta que sean retiradas las tropas norteamericanas de ocupación.
El 1 de julio de 1927,  desde su campamento en Mineral de San Albino, emite su primer Manifiesto Político dirigido al pueblo de Nicaragua.
El 14 de julio responde a la propuesta de rendición que le hiciera el capitán de los marines, Gilbert Hatfield.
El 16 de julio, luego de una batalla de 15 horas, toma por unas horas El Ocotal. La aviación norteamericana bombardea y ametralla el poblado causando 300 muertos entre la población civil.
Sandino sigue combatiendo en varias ciudades y se retira hacia su campamento de El Chipote; inicia la guerra de guerrillas.
En diciembre, los gobiernos de Coolidge y Díaz acuerdan la transformación de la Constabulary en Guardia Nacional.
El 22 de junio de 1928 el dirigente comunista salvadoreño Farabundo Martí se incorpora a las filas del sandinismo.
Combatientes internacionalistas acudieron al llamado de la lucha antiimperialista de Nicaragua; intelectuales, estudiantes y obreros llegaban de distintos puntos de América Latina hasta Las Segovias a prestar servicio militar; los hubo de México, El Salvador, Guatemala, Costa Rica, Republica Dominicana, Venezuela, Colombia, Honduras. Algunos como soldados de línea, otros sirvieron en el Estado Mayor como secretarios de Sandino; varios allí murieron.
El 6 de noviembre de 1928, en elecciones organizadas y supervisadas por los marines, es electo presidente el traidor Moncada.
El 23 de mayo de 1929, Sandino, parte de Nicaragua rumbo a México buscando, infructuosamente, el apoyo del presidente mexicano Emilio Portes Gil. Sus generales prosiguen la lucha. Regresa a Nicaragua el 16 de mayo de 1930.
El 15 de febrero de 1931 suscribe su manifiesto Luz y Verdad.
En noviembre de 1932, Juan Bautista Sacasa es electo presidente. Aunque solicitó a Washington la permanencia de los marines, su petición fue denegada.

Triunfo sandinista frente al imperialismo estadounidense
Finalmente llega al poder en EE. UU. el presidente Franklin Delano Roosevelt. Obligado por problemas domésticos de mayor importancia (la Gran Depresión), proclama la «política de buena vecindad, lo que significaba la retirada de todas las fuerzas militares de EE. UU. de los países de la cuenca del Caribe, incluyendo Nicaragua. Sin embargo, conscientes de su derrota, ya desde hacía algún tiempo los marines preparaban su retirada: paulatinamente dejaron de participar en los combates, y no sólo entrenaban clases y soldados, sino también oficiales nativos.
En enero de 1933 las fuerzas estadounidenses oficialmente abandonaron el territorio nicaragüense, sin haber podido matar o capturar a su enemigo, y menos aún vencerlo.
Se dice que el mejor homenaje a la gesta libertaria de Sandino se lo hace su enemigo. En sus respectivas placas de bronce, incrustadas en la pared izquierda del Salón Histórico del Pentágono, Estados Unidos reconoce sus dos derrotas militares en el siglo XX: Nicaragua (1933) y Vietnam (1967).

Propuesta de paz
Una vez habiéndose retirado los estadounidenses, Sandino envía al nuevo presidente liberal, Juan Bautista Sacasa, una propuesta de paz, que es aceptada. El 2 de febrero de 1933 termina oficialmente la guerra; el ejército de Sandino, exceptuando a un grupo de protección de 100 hombres, es oficialmente desarmado. La Guardia Nacional, quien aún no es autoridad militar reconocida como tal en la Constitución, se hace cargo de la seguridad en todo el país, lo que provoca abusos contra sus antiguos enemigos (los sandinistas) al estar estos desarmados.
Sandino efectúa algunos viajes a Managua para hacer notar el incumplimiento de los acuerdos por parte de la Guardia Nacional. En esos tiempos cuando Anastasio Somoza García, a la sazón Jefe Director de la Guardia, y deseoso de hacerse con el control total del país, decide que para conseguir tales objetivos es necesario eliminar a Sandino.

El vil y traicionero asesinato de Sandino
El 21 de febrero de 1934 Sandino en compañía de su padre, Gregorio Sandino, el escritor Sofonías Salvatierra (ministro de Agricultura de Sacasa) y sus lugartenientes generales Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor acudían a una cena en La Loma (Palacio Presidencial), invitados por Sacasa. A la salida de dicho evento el coche en el que viajaban fue detenido justo a la par del Campo de Marte, en un punto ubicado al sur de la Imprenta Nacional (donde se edita e imprime el diario oficial La Gaceta). El cabo de guardia que les detuvo era en realidad un mayor disfrazado, Lisandro Delgadillo, que les condujo a la cárcel de El Hormiguero (destruida por el terremoto que azotó a Managua en 1972). Los detenidos pidieron que llamaran a Somoza, pero les respondieron que no podían localizarlo, por otro lado la hija de Sacasa le comunicó a su padre la detención, ya que la había visto, y Sacasa se puso en contacto con la embajada de EE. UU. para intentar impedir el asesinato.
Sandino, Estrada y Umanzor fueron llevados al monte llamado La Calavera en el campo de Larreynaga y allí, a la señal de Delgadillo, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió fuego matando a los tres generales. Eso ocurría a las 11 de la noche.
En la misma noche el hermano menor de Sandino, Sócrates (quien era coronel del EDSN), muere en un enfrentamiento con efectivos de la Guardia Nacional que atacaron la casa del ministro Salvatierra, ubicada por el sector de la Iglesia El Calvario, en Managua. En este enfrentamiento resultó herido el coronel Santos López, quien logra abrirse pasos a balazos y tomar rumbo hacia Hondura.
Al día siguiente (22 de febrero de 1934) la Guardia Nacional destruyó la cooperativa que Sandino había establecido en el poblado de Wiwilí, matando o haciendo prisioneros a sus integrantes.
Dos años después, Anastasio Somoza García —quien llegó a afirmar que recibió las órdenes del asesinato de Sandino del embajador estadounidense Arthur Bliss Lane—, se haría con el poder del país, derrocando para ello al presidente Sacasa, quien era su tío político.

Legado de la lucha de Sandino
Creyeron que asesinando a Sandino moría su ideología. Pero se equivocaban, el sandinismo había calado hondo en la conciencia del pueblo, buscando completar la obra iniciada por el Padre de la Revolución Popular y Antiimperialista. Es así como surge el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN, heredero y continuador del programa popular y antiimperialista del general Sandino. El FSLN emprenderá en 1978 un profundo proceso revolucionario y logrará terminar con la dictadura de la familia Somoza (en el poder desde el asesinato de Sandino en 1934) en 1979, Anastasio Somoza Debayle (hijo del dictador inicial y asesino de Sandino) es expulsado del poder y no tendrá más remedio que partir al exilio (julio 1979). 
Podemos decir alto y claro que la tiranía de los Somoza fue eliminada por el espíritu guerrillero de Sandino que perduró durante décadas en lo más profundo del pueblo nicaragüense, hasta que consumó su victoria.

Fuentes:

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