Revolución

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“La libertad no es más que un fantasma inofensivo mientras existan hombres que puedan matar impunemente de hambre a otros. La libertad es un fantasma inofensivo cuando a través de un monopolio el rico logra ejercer el derecho de vida y muerte sobre sus semejantes.” JACQUES ROUX

viernes, 16 de septiembre de 2011

La rebelión del oprimido II: LA GUERRA DE LOS CAMPESINOS ALEMANES

La Guerra de los campesinos, también llamada la Revolución del hombre común, fue una revuelta popular en el Sacro Imperio Romano Germánico de los años 1524 y 1525. Consistió, en una serie de revueltas tanto económicas como religiosas por parte de campesinos, ciudadanos y nobles. El movimiento no tenía un programa común.
El conflicto, que fue más profundo en el sur, oeste y centro de Alemania pero también afectó áreas de Austria y Suiza, contó durante el verano y la primavera de 1525 con un total estimado de 300.000 campesinos insurgentes y dejó un saldo de 130.000 víctimas entre los sublevados (100.000 según otras estimaciones).
Las razones que condujeron al levantamiento del año 1525 eran múltiples, pero radicaban principalmente en la desfavorable evolución de la situación económica y legal de los campesinos, evolución esta que no difería mayormente entre una y otra región.
El campesinado constituía el grueso de la población del Imperio y todas las cuestiones relativas a este eran tratadas y resueltas a nivel local por los príncipes territoriales.
Los campesinos no tenían, a diferencia de los otros estamentos sociales, ninguna participación ni derecho político en la vida del imperio. Pero sobre ellos pesaba la mayor carga del mantenimiento de la sociedad feudal: príncipes, nobles, funcionarios, patricios y el clero se beneficiaban de la fuerza de trabajo de aquellos. El número de beneficiarios se había acrecentado en sucesivas generaciones, no así los recursos de los campesinos. Por el contrario, fueron las cargas que pesaban sobre los mismos las que aumentaron con el transcurso del tiempo: en el siglo XVI, al "diezmo grueso" y al "diezmo menudo" se sumaban tasas de todo tipo, impuestos de guerra, aduanas, intereses y numerosos y variados tipos de servicios personales a los que fueron obligados en beneficios de los nobles.
La multiplicación de pequeñas unidades productivas favorecía el establecimiento de fronteras y aduanas internas, así como el desarrollo de una mentalidad parroquial que frenaba la expansión de la economía.
Los problemas económicos, las guerras, las malas cosechas y la presión ejercida por los Señores acrecentaban la situación de dependencia y la servidumbre del campesinado.
Las propiedades comunales se habían expropiado. Los derechos de utilización de terrenos comunes de pastoreo, de tala de bosques, de pesca y de caza, antes comunitarios, habían sido limitados o suprimidos.


Uno de los sucesos más duros de este conflicto, ocurrió en el Valle del Neckar. Desde comienzos de abril se habían reunido paralelamente los campesinos del valle del Neckar y del Odenwald bajo la dirección de Jäcklein Rohrbach. En las Pascuas de 1525 (16 de abril), la Banda del Neckar se estableció en Weinsberg, donde Rohrbach ajustició haciendo "correr baquetas" (pasar en medio de una doble fila de hombres armados) al odiado Conde Ludwig Von Helfenstein, el yerno del emperador Maximiliano I de Habsburgo y a varios de sus caballeros.
La humillante ejecución de estos nobles entre las picas y bastonazos de los campesinos pasó a la historia como "la matanza de Weinsberg". Este doloroso hecho no contribuyó a proyectar una imagen simpática de la insurrección. Por el contrario, puede decirse sin muchas dudas que con este acto sangriento los sublevados perdieron imagen: aparecieron como saqueadores y brutales asesinos. Fue además una de las razones que incitaron a varios nobles indecisos y, especialmente a Martín Lutero, a tomar abiertamente partido en su contra.
A la hora de las represalias, la ciudad de Weinsberg fue incendiada y Jäcklein Rohrbach capturado y quemado vivo.


Esta revuelta popular fue la más masiva y generalizada en Europa hasta la Revolución Francesa (1789).


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