La rebelión del oprimido: LOS ESCLAVOS EN ROMA

Desde este espacio quisiera destacar lo que a mi juicio fueron los primeros grandes levantamientos sociales (al menos de los que se tiene extensa documentación que ha llegado hasta nuestros días). Rebeliones de la clase más oprimida frente a los poderosos que a pesar de fracasar dejaron sin duda su huella en la historia.

Ambos sucedieron durante la Republica Romana (509-27 a.c.) y fueron protagonizados por esclavos, la clase más subyugada de la sociedad.

La primera vez que los esclavos se rebelaron contra Roma, fue un conflicto que recibió el nombre de Guerra Servil (se producirían un total de tres), y fue un levantamiento en la isla de Sicilia contra los romanos, que terminó en fracaso y se desarrolló entre el 135 y el 132 a.c. Los esclavos fueron liderados por Euno, un esclavo sirio y un esclavo Siliciano llamado "Cleón" que ejerció como comandante general. En el comienzo del conflicto los esclavos obtuvieron varias victorias y llegaron a contar con un ejército de cerca de 100.000 hombres. Sin embargo el poderoso ejército romano desembarcó en Sicilia y en el año 132 a.c., derrotó finalmente a los esclavos.

Esto fue la semilla, el antecedente de lo que décadas después estuvo a punto de poner patas arriba el Estado romano. Me refiero al gran levantamiento social protagonizado por los esclavos con el famoso Espartaco a la cabeza, del 73 al 71 a.c. durante la República de Roma. 

Llegaron a poner en jaque a todo un imperio con esta enorme rebelión, conocida históricamente como la III Guerra servil o Guerra de los gladiadores. Esta magnífica sublevación realmente no consiguió cambiar la sociedad vigente por que fracasó en el intento, no obstante el valor demostrado quedó grabado para siempre.

Lo que más  importa  no es que finalmente no triunfara esta sublevación, lo que hace de esta pequeña parte de la historia tan interesante es sin duda que sentó un precedente. Estos hombres fueron pioneros en la lucha contra la opresión y consiguieron algo francamente admirable. Eran esclavos, el grado más bajo e inhumano que los hombres pueden llegar a ser, eran considerados simples mercancías que se subastaban en los mercados. Utilizados como gladiadores para que se dieran muerte unos a otros para divertimiento de los ciudadanos durante sus grandes comilonas, condenados a estar toda su existencia bajo la potestad de familias prósperas sin posibilidad alguna de escapar de ese destino. Sin embargo la unión y cohesión de individuos a priori diferentes, de distintas procedencias, razas, culturas, formas de pensar, etc. logró formar un grupo de personas con un sentimiento común: el deseo de libertad. Por eso al movilizarse todos juntos persiguiendo el mismo fin alcanzaron lo imaginable e incluso disparatado, algo que ni siquiera ejércitos poderosos habían podido ni soñar; situar a uno de los imperios más poderosos de toda la historia de la humanidad al borde de la derrota.

Una de las conclusiones más claras que deberíamos extraer de este hecho es la siguiente: cuando muchos seres humanos dejan a un lado sus propios intereses individuales para identificarse con un todo, es decir unas ideas en común, uno deseos, unas metas que conseguir se produce algo absolutamente sorprendente; esto es que personas que nunca jamás se han visto antes, no se conocen, no hablan en muchos casos el mismo dialecto, han crecido en lugares muy distantes y con culturas y sociedades completamente diferentes, diferente educación, diferente religión, diferentes valores y costumbres… y sin embargo todo esto lo dejan a un lado y se fusionan en una masa que busca un mismo objetivo.

Eso es lo realmente fascinante, y no que al final consigan su objetivo, ya que al luchar mediante la unión, el arma más poderosa de todas las existentes, el hombre ya ha alcanzado una meta.