LA POLÍTICA DE PRIVATIZACIONES DEL GOBIERNO
ITALIANO, HA HECHO QUE LOS CENTROS DE ACOGIDA CAIGAN EN MANOS DEL CRIMEN
ORGANIZADO
Proyectos financiados por el Banco Mundial han desplazado físicamente a 3 o 4 millones de personas en África en los últimos años.
EL MEDITERRÁNEO: TUMBA DE EMIGRANTES
EDUARDO LUQUE GUERRERO - MUNDO OBRERO
Hay una guerra mundial contra los pobres
Los
“más media” crearon un discurso fácil, simple y banal pero efectista. La clase
política europea, a coro, proclama que las tragedias repetidas en el
Mediterráneo son situaciones fortuitas, algo sobre lo que no tienen ni
influencia ni responsabilidad. Es también el relato que una parte nada
desdeñable de la sociedad occidental quiere oír.
La mortandad de la travesía desde África a las costas europeas ha costado decenas de miles de muertos desde la destrucción del Estado Libio y la guerra en Siria; se especula para este año que la cifra puede acercarse a los 30000. Frente al problema migratorio, Italia puso en marcha la operación “Mare Nostrum” y la marina italiana salvó a 155000 personas al costo unos 9 millones/mes. Las tijeras de los recortes actuaron inmediatamente, los burócratas de Berlín y Bruselas decidieron que era caro. El Dios de la reducción del déficit se erigió en el fiel de la balanza económica condenando a muchos a morir en el mar. Italia dejó de financiar el proyecto. Antes lo había hecho el Reino Unido. El operativo se cerró en octubre del 2014, sustituido por la operación Tritón, con un coste de entre 1,5 y 3 millones/mes, bajo el control del Fortex. Desde su entrada en servicio el número de fallecidos se ha incrementado en un 1600%.
La reunión de presidentes de la UE el 23 de abril sólo subrayó aún más la desunión de la UE. Todos los gobiernos coincidieron en lo mismo: en intentar que fueran otros los que acogieran a los emigrantes. Frente a las bellas palabras (como las del Presidente Rajoy: “Ya no valen las palabras, hay que actuar") se erigen demoledoramente los hechos. Pasado el eco mediático los gobiernos reafirman sus posturas. El “premier” ingles afirma que no acogerá a ningún “inmigrante”, eso es cosa de Italia afirmó. El presidente Hollande hace lo mismo. Italia, Alemania, España, el primer ministro húngaro…. el problema migratorio es una patata caliente que nadie quiere coger. Se abre paso la acción militar rechazada en primera instancia por la ONU, pero que vuelve a estar sobre la mesa. La alta representante de la UE, Federica Mogherini, ha recibido el encargo de convencer a la ONU para efectuar una acción militar contra las “mafias”. España aportará barcos y aviones de guerra. ¿Destruirán las barcazas varadas en la arena o esperarán los gobiernos europeos a que estén llenas de náufragos como ha propuesta la Liga Norte Italiana? La crisis humanitaria es la excusa necesaria para una nueva intervención en Libia.
Aunque se afirme que la situación es imprevisible, no lo es, hay causas políticas y económicas. De nuevo el modelo económico y sus organismos rectores son los grandes responsables, en especial el Banco Mundial y el FMI.
Según un nuevo informe del Consorcio Internacional de Periodistas de investigación y el Huffington Post los proyectos financiados por el Banco Mundial han desplazado físicamente a 3 o 4 millones de personas en África en los últimos años. Así lo ha reconocido el gobernador del Banco Mundial Jim Yong Kim, en marzo del 2015.
Las empresas europeas han sido enormemente beneficiadas del empobrecimiento africano. Así por ejemplo el último acuerdo firmado entre la Unión europea y los 15 Estados del África Occidental denominado “Acuerdo de Asociación Económica” (APE, por sus siglas en francés). Tiene un carácter tan explotador que el presidente del Banco Central de Nigeria afirmó que constituye una “segunda esclavitud”.
El caso más llamativo por lo inmediato, es la construcción en Etiopía de la presa GIbeIII en el río Omo, financiada por el Banco Mundial, el Banco de Inversiones Europeo y el Banco de Desarrollo Africano. Su construcción ha provocado el desplazamiento “manu militari” de medio millón de personas de sus tierras ancestrales. Se espera el desahucio forzoso de entre 3 a 5 millones cuando se acaben de construir las grandes presas en proyecto. La enorme inversión realizada servirá para producir energía eléctrica para la exportación y obtener cultivos de fruta tropical para abastecer los mercados europeos. Mientras, Etiopía seguirá siendo un país deficitario en la producción de alimentos para suministrar a su propia población.
Las grandes empresas europeas están haciendo un enorme negocio. La constructora italiana Salini Costruttori será una de las encargadas de la construcción de las presas, el consorcio sueco “Hifab International AB” se encargará de una línea de tren de más de 600Km. La capital etíope vive una enorme fiebre constructiva apoyada en los créditos del BM, aunque, en este caso serán empresas belgas las beneficiarias. ¿Qué quedará para Etiopía? Básicamente las deudas millonarias.
Estos macro-proyectos tienen como correlato la expulsión de la población y cuando eso no es suficiente siempre se puede recurrir a usar la fuerza militar utilizando cualquier excusa. Por ejemplo, la epidemia de Ébola que ha sido seguida de la ocupación militar del territorio por parte de Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido. Mientras Rusia y Cuba enviaban médicos, Occidente enviaba miles de soldados fuertemente armados (sólo EEUU envió 4000 marines). El objetivo era crear una especie de “OTAN africana” que permitiera el control del territorio y los recursos naturales.
El discurso de la catástrofe inevitable oculta el recurso a la guerra como nueva forma de neo-colonialismo. La intervención en Libia o Siria son casos evidentes, aunque hay muchos más.
Hasta el año 2010 el coronel Gadafi era un buen aliado de Occidente. La decisión del presidente libio de someter a consulta popular la re-nacionalización del petróleo provocó que las empresas petroleras presionaran a sus gobiernos para cambiar el “status quo”. Los medios de comunicación inventaron un supuesto levantamiento popular que fue reprimido por la “aviación libia. Se ha comprobado posteriormente el enorme engaño. El resultado es del todo conocido: la destrucción de un estado, la muerte de 160.000 personas a consecuencia de los “bombardeos humanitarios”, más de 2.000.000 de desplazados que antes tenían niveles de vida muy aceptables (los más altos de África, con una esperanza de vida similar a la de Alemania y con una educación y sanidad gratuitas). La desaparición de Libia como Estado eliminó el tapón que controlaba la emigración subsahariana, que encontraba en el país medios de vida que ahora no tiene. Hoy el gobierno libio no existe, el país está controlado por grupos terroristas y fanáticos introducidos por la coalición internacional. Estas bandas han encontrado una fórmula de financiación alternativa: alquilan las barcazas que, desde los puertos libios, realizan la peligrosísima travesía hasta las costas italianas o griegas.
El caso sirio es similar. Se ha creado una situación de guerra generalizada en todo el país. Hoy sabemos, porque nadie se atreve a negarlo, que el gobierno de Al-Assad se enfrenta a fuerzas mercenarias traídas de cualquier parte del mundo, financiadas y entrenadas por Occidente, especialmente por Francia, EEUU y las monarquías feudales del Golfo que se han opuesto desde el principio a cualquier forma de arreglo político. La situación en Siria, con el desplazamiento de 4.000.000 de personas debido a los combates ha provocado que muchos miles de sirios intenten abandonar el país.
Estas son, entre otras, las causas estructurales del aumento de la presión migratoria hacia Europa que se traducen en las muertes repetidas en el Mediterráneo. Pero el discurso mediático lejos de abordar los problemas de fondo continúa centrándose en los traficantes de vidas. Son las diferentes mafias, a un lado y al otro del Mediterráneo, las que abarrotan voluntariamente los barcos con cientos de personas. Las declaraciones de un “mafioso” italiano revelaron cómo la política de privatizaciones del gobierno italiano, ha hecho que los centros de acogida caigan en manos del crimen organizado. Cada uno de estos centros recibe una ayuda de unos 30€ por emigrante y día. Las organizaciones criminales se apropian de esas ayudas y utilizan a los recién llegado como mano de obra esclava para los grandes latifundistas mientras a las mujeres se las dedica a la prostitución. Los verdaderos esclavistas son tanto africanos como italianos.
La política del gobierno Rajoy es de un cinismo extremo. Mientras proclama “a voz en cuello” que hay que poner solución al problema de las muertes en el Mediterráneo, en la conferencia de jefes de gobierno del mes de abril, su política con el problema de Ceuta y Melilla y sus reticencias a admitir a nuevos refugiados revela precisamente todo lo contrario a aquello que predica. El Ministerio del Interior que preside el muy “católico” Jorge Fernández Díaz ha solicitado una vez más la firma del contrato para ejecutar deportaciones colectivas de migrantes durante los ejercicios 2015 y 2016. En total serán 11.985.600€. Las beneficiarias son las compañías Air Europa y Swiftair. El mandato para iniciar los trámites de deportación masiva se adoptó en el Consejo de ministros de 5 de diciembre de 2014. Los vuelos de deportación que salen de España colaboran con la Agencia Europea de Control de la Frontera Exterior (FRONTEX) o son encargados del Ministerio del Interior en solitario. Además, también se llevan a cabo deportaciones aéreas en vuelos comerciales, donde las personas deportadas viajan acompañadas de la Policía junto con el resto del pasaje. FRONTEX planifica y organiza los vuelos sólo si comprometen a varios países de la Unión Europea. Si no, es la misma Comisaría General de Extranjería y Fronteras (CGEF) de la Policía Nacional quien los organiza y asume todos los preparativos y gastos. Los datos sobre las deportaciones son escasos, la información proviene del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, bajo supervisión del Defensor del Pueblo. Según los datos obtenidos en el 2013 fueron deportadas 13.986 personas. Muchos de ellos deberían tener la consideración de Refugiados Políticos y por tanto estar amparados por la Legalidad internacional, nada de esto se cumple.
La cuestión de la migración subsahariana se nos
presenta como una auténtica invasión de la que nos han de salvar policías y
ejércitos. Se pretende que las sociedades se muevan entre la piedad, el miedo y
el rechazo. Se vive como un problema de mala suerte lo que en realidad es un
fenómeno que tiene responsables y culpables. Mientras, las clases poseedoras,
cada vez más ricas e insolidarias, intentan evadir su responsabilidad al tiempo
que enfrentan en una guerra sin cuartel a los pobres entre sí; que
paradójicamente son cada vez más pobres, cada vez más parecidos y cada vez más
iguales.
Eduardo Luque Guerrero, artículo publicado en Mundo Obrero el 21/07/15
Eduardo Luque Guerrero, artículo publicado en Mundo Obrero el 21/07/15