Este 6 de diciembre de 2012
se cumplen treinta y cuatro años de la Constitución Monárquica todavía vigente
en nuestro país. Dicha “Norma” fue el resultado de un Proceso Constituyente
incompleto y desigual, que mantuvo Poderes antidemocráticos impuestos por la
Dictadura franquista. El más importante y clave de todos los demás, la propia
Monarquía.
Andado el tiempo, esos Poderes,
empezando por la Casa Real, han resultado decisivos para la ruina de nuestro
país y el sufrimiento de nuestro pueblo. Solucionar la situación requiere,
ineludiblemente, un nuevo Proceso Constituyente. Pero esta vez, a diferencia de
1978, en clave republicana. O dicho con exactitud: ese Proceso no
puede darse con las garantías democráticas suficientes bajo la Monarquía.
Aprendamos de 1978. Es necesario recuperar, primero, la forma republicana –la
que se eligió democráticamente en 1931 y
fue arrebatada a sangre y fuego, intervención nazi incluida- para, desde ahí,
entre todos, construir el modelo de país que queremos. Si algo ha demostrado ya
de sobra la Monarquía, es que no sirve a los intereses ciudadanos. Sólo a los
suyos. No cabía esperar otra cosa de lo que es, en puridad, la propiedad
exclusiva, por un clan familiar, de la Jefatura del Estado. La Monarquía sólo
sirve a sus propios intereses. Por eso el régimen político construido en torno
a ella, se está demostrando dramáticamente incompatible con la existencia de la
Nación y la supervivencia del Pueblo. En pocas palabras, o quitamos a la
Monarquía y cuanto hay montado en derredor, o será imposible tener una vida
digna en este país. Hoy más que nunca la cuestión republicana es una cuestión
de salvación pública. Y este Pueblo tiene derecho, no a ser salvado, sino a
salvarse. Porque puede. Porque podemos.
Hoy, cada día más personas enlazan sus justas reivindicaciones sectoriales, con la aspiración común a la República. Cada día hay más banderas tricolores en convivencia con las de organizaciones democráticas. Y no es casual: la III República es el marco político, económico, social y cultural, donde esas aspiraciones legítimas tienen la oportunidad real de materializarse. A la inversa, las luchas democráticas que se olviden de la República, acabarán chocando, antes o después, con el muro de hierro del sistema monárquico. La reivindicación republicana no es una más entre las muchas justas y necesarias: es precisamente la que permite conectarlas, fortaleciéndolas. Porque, desde su mismo origen, la forma verdadera de la Democracia –participación, separación de poderes, garantías recíprocas, ningún privilegio de cuna, etc-, es la forma republicana. No hay atajos, ni circunloquios, ni fórmulas intermedias. Ser demócrata pasa necesariamente por ser republicano, por ser republicana. El calvario en que se encuentra el pueblo ha revelado de manera inequívoca de qué lado está la Corona: del de quienes han causado la crisis y se lucran con ella. ¡Ese es el lado del Rey! En cambio, la República significa, históricamente, Progreso, Ciencia, Cultura… Estado Federal y plurinacional, con Derecho de Autodeterminación, fraternidad de los pueblos. Ahora que las oligarquías chocan y abocan al conflicto, la salida debe ser: Inversión Pública, Sanidad, Educación, Servicios… Es necesario que el Estado invierta y planifique, para que se active la economía y se salga de la crisis.
Significa Estado Laico, con respeto a
todas las confesiones y sin privilegios para ninguna. Sostenibilidad
medioambiental, Derechos Sociales, Paz y no-violencia activa… Eso significa la
III República para los pueblos y naciones del Estado Español: la Dignidad de la Política, y la
Política al servicio de los ciudadanos, las ciudadanas. Algo radicalmente
incompatible con el sistema de la Monarquía, que ha puesto de rodillas ante las
Poderes financieros transnacionales a nuestro país y a nuestra gente. La
Monarquía nos ha traicionado. Debe ser abolida. Cuando menos, el Pueblo tiene
derecho a poder votar sobre su permanencia. ¿No se dice que vivimos en una
Democracia? Sin embargo, no nos dejan votar sobre la Monarquía. Y quienes
defendieron la II República del ataque franquista, nazi y mussoliniano, siguen
en las cunetas. Somos el segundo país del mundo con más desaparecidos,
desaparecidas. Pero, al contrario que en Alemania, Italia, Chile, Argentina…
sigue sin haber un juicio legal a la Dictadura; sin haber Verdad, Justicia y
Reparación para las víctimas. Es algo, también, vinculado a la Monarquía
impuesta por Franco; vital para su supervivencia: la Impunidad de los crímenes
y de las fortunas hechas a la sombra. Luchar contra ello, es trabajar también
por la próxima República. Y viceversa. Todo está conectado.
A comienzos de este año 2012,
por primera vez desde 1930, se ha constituido una Junta Estatal Republicana
(JER), de la que forman parte varias de las organizaciones republicanas –partidos,
asociaciones, plataformas, “redes”…- más importantes de España, incluida esta
asociación, UCR. Por una III República Federal, Laica, Participativa y
Solidaria. Sirvan también estas líneas como invitación a otras organizaciones
históricas del republicanismo español. En esta hora sombría debe oírse, como un
faro de luz, la Voz de la República. De la Razón, la Cultura y el Progreso. De
la Fraternidad. De la Tierra y sus frutos para todos, para todas. Oíd
Junta de Unidad Cívica Navarra
por la República (UCNR)
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