Me cuenta una amiga profesora de primaria, que los sucesivos pelotazos de la banca y sus salidas airosas de sus desmanes por su ilimitada avaricia están causando mella en sus alumn@s.
El otro día sin ir más lejos, al preguntar en clase a varias personas sobre qué profesión te gustaría desempeñar de mayor y el por qué de esa decisión, sucedió lo siguiente;
Ana, la primera alumna en responder, dijo que le gustaría ser maestra como su profesora porque le interesa mucho la educación y enseñar a otras personas (Ana no sabe que su profesora es muy probable que el curso que viene no siga trabajando porque su plaza va a ser eliminada debido a los recortes del gasto público). Iñaki contestó con mucha decisión que quiere ser bombero, lo tiene muy claro, dice que así podrá rescatar y ayudar a la gente en situaciones de emergencia. Unai, afirmaba que él quiere dedicarse a la medicina para curar a los enfermos, aunque estos no tengan papeles, añade. Paula quiere seguir el mismo camino de su madre que es trabajadora social, y añade con tristeza, que le encantaría dedicarse a ello a pesar de que en estos momentos ella se encuentre en paro.
Rodrigo es el último en responder. Mientras tod@s respondían él se jactaba y reía silenciosamente de las profesiones escogidas. La mayoría de sus compañer@s nunca le han tenido mucho aprecio porque es el pijo y chulito de la clase y trata a los demás con aires de superioridad debido a que su familia está muy bien acomodada económicamente. Siempre va con ropas de marca y se ríe de los que no la llevan. No concibe quedarse sin sus caprichos por que sus padres siempre le dan aquello que pide y todo se lo permiten. Su papá es un importante directivo de uno de los principales bancos del país.
Al tocarle su turno, Rodrigo, el niño mimado de la clase responde raudo y sin titubeos; "Pues yo seré banquero como mi padre. Seré un poderoso banquero, porque así podré manejar los ahorros de todos vosotros como me dé la gana. Con vuestro dinero, haré todo tipo de inversiones que me permitirán multiplicarlo y hacerme muy rico. Especularé y moveré de un lado a otro los ahorros de la gente, los vuestros, los de todos. Y los accionistas de mi banco ganarán mucho dinero gracias a mí, y yo por supuesto seré cada vez más rico. Os firmaré hipotecas para que compréis vuestras casas, y gracias a ellas pasareis a ser mis esclavos. Y el día que mis inversiones no salgan según lo esperado y generen grandes pérdidas económicas en lugar de beneficios debido al alto riesgo asumido por mis intenciones de incrementar las ganancias, ese día me marcharé del banco. Recibiré una millonaria indemnización en compensación por los servicios prestados que me hará todavía más rico, nombraré a mi sucesor a dedo, a quien a mí me dé la gana, y después de todo eso, lo que sucederá es que con vuestro dinero, con vuestros impuestos, y demás aportaciones al Estado, - mientras tanto Rodrigo señala con su índice a todos sus compañer@s - el banco que dejé en ruinas será rescatado y saneado, sus pérdidas socializadas, mientras que su gestión y los beneficios que se pudieran obtener a futuro, seguirán siendo privados. El banco recibirá dinero público sin apenas intereses y más tarde, ese mismo banco dará dinero al país al 6 o 7% mínimo para conseguir suculentas ganancias.
Y recordar que si alguna vez os quedáis sin trabajo y no podéis pagar las hipotecas que recibisteis en su día, vosotros y vuestras familias no tendréis más remedio que quedaros sin casa.
Yo en cambio enviaré mi dinero a un paraíso fiscal para evitar contribuir al sostenimiento del país y a cambio tendré mucha más riqueza para mí.
Por todo eso señorita - mira a su profesora - yo de mayor quiero ser banquero."
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