21/05/2013
Público.es
Al conjunto de la sociedad
española cuando se le pregunta por ETA no le hace falta pensar, una
respuesta salta como un resorte, como algo automático que no se discute, está
bastante claro, el rechazo es abrumador. ¿Por qué no sucede lo mismo con la
dictadura franquista y la recuperación de la memoria de los que a día de hoy,
continúan vagando en las penumbras esperando ser encontrados y enterrados por
sus seres queridos? Hablar de la dictadura en este país, es hablar de las
élites y de la forma en la que se desarrollaron los hechos en la transición y
puesto que ha pasado ya mucho tiempo desde el 78, pareciera que se ponen en
duda algunos de los postulados y consensos aprobados en un clima de miedo y
chantaje absoluto. No son solo memoria, son vida abierta y por mucho que
quieran petrificar la historia, en las plazas resuenan preguntas
parecidas y se abren paso las palabras del escritor William Morris; “los
hombres luchan y pierden la batalla, aquello por lo que pelearon se consigue, a
pesar de la derrota, y entonces resulta no ser lo que ellos tenían intención de
lograr, de modo que otros hombres tienen que luchar para obtener lo mismo que
aquellos deseaban, aunque ahora lo llamen de otro modo.”
Cuando
algo es injustificable se apela a las respuestas de manual que son siempre las
mismas: ha pasado mucho tiempo, no hay que reabrir heridas, eso es cosa de los
historiadores, eso no les preocupa a los españoles, dejemos las cosas como
están etc… Podemos hablar de la Revolución Francesa que ocurrió en 1789, pero
no de la dictadura porque no la hemos vivido, un argumento tan estúpido como
insultante. Pero yo me pregunto, ¿cuánto es el tiempo estimado que debe pasar
para que un acontecimiento, o unos hechos, dejen de ser recientes y pasen a
considerarse históricos? ¿ETA es reciente o ya es cosa del pasado? ¿Cómo se
pueden reabrir heridas cuando nunca se han logrado cerrar ni enterrar? Hoy,
aquellos que ayer entorpecieron todo rasgo de avance democrático, se presentan
como los abanderados de la libertad, los perseguidos por los silbatos y
pegatinas que consideran tener la potestad para aleccionar moralmente al resto.
Al
tiempo que hacen homenajes a miembros de la División Azul, la lumpen-oligarquía
que nos gobierna, llama nazis a la gente por defender el acceso a la vivienda.
Tuvo que venir la embajada alemana a quitar una placa en homenaje a la Legión
Cóndor porque Alberto Ruiz Gallardón, ex alcalde de Madrid, se negó a hacerlo
en repetidas ocasiones: “hay que dejar a los muertos descansar en paz” sentenciaba.
“Se debe reconocer la actitud bélica de la División Azul”. En eso ya se
adelantó José Bono humillando a la lucha republicana cuando la hizo desfilar
con la División Azul, como si los motivos de unos y otros fueran iguales.
Para cuándo un homenaje, un diploma, a todo un pueblo que resistió con las
armas la insubordinación de militares apoyados por terratenientes; unas
palabras a los presos humillados y torturados.
Los
que afirman que la dictadura no es un tema de actualidad, que a nadie le
importa, deciden al mismo tiempo que quitan líneas de tren a la ciudadanía,
subvencionar la restauración del mausoleo de Franco en el Valle de los Caídos
con 280.000 euros.
UPyD, tratando de mostrar una lejanía con todo lo que relaciona a nuestra
historia reciente, se desmarca porque según su diputado Carlos Gorriarán, se
discute si “se debe imponer al Estado un relato histórico como la condena
oficial al franquismo. Yo me opondré”. Yo me pregunto ¿Existe una razón por la cual
los y las españolas debamos condenar a ETA, pero no a la dictadura franquista?
¿Cómo se come esto? Los que más dicen estar del lado de las víctimas de
ETA, más las ningunean al utilizar su nombre para criminalizar cualquier cosa
que les critique, para ellos, son poco más que retórica con la que
señalar a quienes le plantan cara al régimen de los ladrones. La ley de
Partidos no se le aplica a una gente y unos partidos que no condenan un golpe
de Estado y una dictadura; una anomalía europea cuando sabemos que sus
democracias se construyeron sobre el espíritu antifascista. Las declaraciones y
el desprecio a las víctimas del franquismo, demuestran lo lejos que se
encuentran de la democracia. Mientras, reclaman a otros un perdón que ellos no
saben ni pronunciar; por mucho que la mona se vista de rosa, mona se queda.
¡Excelente reflexión! Con todos los años que tengo, nunca he visto ni vivido esta atrocidad de ahora. Y sobre UPyD te diré, compañero, que se olía desde que empezaron, es más, alguna discusión tuve en tertulias caseras en donde me tachaban de utópica y de ser demasiado radical.
ResponderEliminarUn gran abrazo, suscribo tus palabras